Una experiencia con los presos de Filipinas
María Teresa Nogué, misionera durante 40 años en Asia, cuenta su experiencia en la cárcel de Manila y hace un llamamiento para colaborar en el Domund 2016

Maria Teresa Nogué i Felip (Igualada, 1944) ha dedicado 40 años de su vida a hacer de misionera; 17 años en la India con labores de sanidad y 23 en Filipinas trabajando en prisiones. Ahora, Nogué afronta un año sabático después de tantos años de misión. No ha dudado en dar su punto de vista para la Jornada del Domingo Mundial de las Misiones, popularmente conocida como el DOMUND, que este año se celebra el 23 de octubre y coincide con el 90 aniversario desde su primera celebración.
La cárcel de Filipinas
En Filipinas no hay infraestructuras para las necesidades básicas de los más pobres. En las cárceles, este hecho todavía es más presente. El presupuesto que hay para comer es menos de un euro al día por persona y, esta cantidad, sólo incluye las tres comidas principales del día: desayuno, almuerzo y cena. Nada más.
Según recuerda Nogué, «la dieta era muy sencilla a base de arroz con un poco de verdura. Muchos de ellos se adelgazan y se enferman». Hay diferentes clases de presos: los que pagan y tienen camilla, y los que no pagan. Estos últimos duermen en el suelo y hacen los trabajos más desagradables.
Evolución del misionero en los últimos 30 años
La tarea del misionero siempre ha sido muy bien valorada y es algo que no ha cambiado, aunque sí haya cambiado la forma y la velocidad en qué nos comunicamos. Como explica Nogué, «ahora hay más ONG’s que hacen misiones, por tanto, la gente tiene más oportunidades de ir de misión ya sea por la Iglesia o no».
Una llamada para el Domund
A la pregunta de cómo animar a los ciudadanos para que apoyen el Domund, la misionera de Cristo Jesús defiende que en Cataluña «hay muchas entidades donde la gente puede colaborar, no sólo económicamente sino dando su tiempo también».