Un panecillo en forma de pecho y una naranja por cada mujer luchadora
Con motivo de la festividad de Santa Águeda, el cardenal Martínez Sistach ha celebrado una eucaristía en la capilla del Museo de Historia de Barcelona

Sólo abre para celebrar la festividad de Santa Águeda. Hablamos de la capilla que lleva su mismo nombre y que está situada en la Plaza del Rey, donde forma parte del conjunto arquitectónico del Museo de Historia de Barcelona (MUHBA). Una fecha tan señalada como esta no se puede dejar pasar, por tanto. Con esta mentalidad acudieron un centenar de personas -la mayor parte mujeres- a celebrar la festividad de Santa Águeda, patrona de las mujeres luchadoras y de aquellas que han sufrido o sufren cáncer de mama.
El cardenal Martínez Sistach ha sido el encargado de presidir la eucaristía en una capilla que quedaba pequeña para tantos devotos de Santa Águeda. Mn. Alfred Sabaté concelebrava y, en la entrada, en grandes cestas de mimbre, se podían ver las naranjas y los panecillos en forma de pecho que posteriormente se repartirían entre los asistentes.
Martirio de Santa Ágata
Que la santa sea patrona de las mujeres con cáncer de mama tiene una explicación: Águeda era una niña huérfana pero adinerada que el gobernador de Sicilia quería tener como mujer. Ella, fiel a su fe y a su compromiso de ser virgen, rehusó la propuesta. Su prometido enfureció ante su negativa y la condenó a ser martirizada: ordenó que le cortaran los pechos. Es por ello que Santa Águeda es patrona de este colectivo de mujeres con cáncer de mama pero también de mujeres con una gran capacidad de lucha.
Dada su vinculación histórica con la corona catalanoaragonesa -ya que Jaime II, hijo de Costanza de Sicilia, reina consorte de Aragón, quiso adaptar la tradición en este territorio- la primera lectura ha sido en aragonés. La figura de la mártir ha sido ensalzada por el cardenal Sistach en su homilía que ha aprovechado para agradecer que hubieran pensado en él para decir esta misa: «Estoy contento de estar un año más con vosotros. Recuerdo muy bien cuando me invitaron a Santa Águeda. Os agradezco que os reunáis porque ayuda a muchas personas el testimonio de vuestra vida en los momentos difíciles. Como Santa Águeda, virgen y mártir, pónganse en las manos de Dios».
Panes y naranjas para todos
En el momento de las ofrendas, miembros de la Asociación Santa Águeda y mujeres de la peña aragonesa del gótico han llevado las naranjas y los panecillos en forma de pecho al altar. Al finalizar la misa, sin embargo, el Cardenal Sistach ha bendecido -ya en la Plaza del Rey- las piezas de comida para que pudieran ser repartidas entre todos los participantes.
Una larga cola esperaba a coger el recuerdo que simboliza Santa Ágata, perpetrando la tradición un año más.