Un flash de este Sínodo

Artículo del Cardenal arzobispo Lluís Martínez Sistach sobre su experiencia en el Sínodo de los Obispos

Nombrado por el Papa Francisco, he tenido el placer de participar en la III Asamblea general extraordinaria del Sínodo de los Obispos los días 5-19 de octubre. Ha sido una experiencia de Iglesia universal, muy enriquecedora. Todos los países tenían un representante: el presidente de cada una de las conferencias episcopales del mundo. El tema era muy vital: los retos de la familia en el contexto de la evangelización.

Cuando estaba en el aula sinodal, tenía conciencia de que le hacía presentes a todos los diocesanos de nuestra Iglesia de Barcelona. Sé que habéis rezado y se ha interesado por los trabajos de la asamblea sinodal. Os quiero hacer cinco céntimos de su clima y de su contenido. Hemos disfrutado de un clima de libertad. El Papa, en su saludo de inicio de la asamblea, nos dijo que habláramos con libertad y claramente y que era necesario que se dijera lo que se siente con parresía (coraje), escuchando mutuamente con humildad. Así se hace un trabajo sinodal, término que significa caminar juntos. El Papa nos ha convocado porque llevamos la voz de las Iglesias diocesanas y le ayudamos presentando lo que creemos que hay que hacer.

La misma preparación de esta asamblea sinodal, a partir de las respuestas al cuestionario entregado a las Iglesias de todo el mundo, nos ha permitido escuchar la voz de tantas experiencias familiares. Esto se ha complementado con las casi trescientas intervenciones de los miembros de la asamblea, haciéndonos ver la realidad viva y compleja de las familias.

Los padres sinodales, especialmente los africanos, latinoamericanos y asiáticos, en sus intervenciones han hablado de la situación de la familia en su país. Hemos podido hacer un diagnóstico sintético de la salud de las familias en todo el mundo. He constatado con sorpresa la incidencia de la globalización: partes hay problemas y situaciones matrimoniales y familiares similares a las que vivimos en el Occidente europeo. Inciden mucho en los jóvenes las corrientes culturales del relativismo, el consumismo, el hedonismo, vivir el presente sin pensar en el futuro y también los sistemas económicos originados en el «fetichismo del dinero y en la dictadura de una economía sin rostro y sin un objetivo verdaderamente humano «, como nos dice Francisco en la Evangelii gaudium.

«El Papa nos dijo que habláramos con libertad y claramente y que era necesario que se dijera lo que se siente con parresía (coraje)»

La asamblea sinodal ha tenido un tono y un contenido muy pastoral. Los pastores hemos expuesto los problemas que tenemos en nuestras Iglesias respecto de las nuevas situaciones familiares y las nuevas uniones y parejas, y -siguiendo el mensaje constante del Papa Francesc- el deseo de que la Iglesia sea madre y maestra y buena samaritana acercándose a todas las personas que sufren estas situaciones conyugales y familiares para ofrecerles el Evangelio de la familia y la misericordia de Dios.

La vida familiar sufre el debilitamiento de la fe y de los valores, el individualismo, el empobrecimiento de las relaciones, el estrés de una ansiedad que olvida la reflexión serena. Así estas causas matrimoniales se afrontan de una manera superficial y sin la valentía del diálogo, del perdón, de la reconciliación y del sacrificio. Las roturas matrimoniales dan pie a nuevas relaciones, nuevas parejas, nuevas uniones, creando situaciones familiares complejas y problemáticas para la vida cristiana de quienes las viven, para la tranquilidad de su conciencia y por el hecho de no poder celebrar el sacramento de la penitencia y de la eucaristía.

Este Sínodo es diferente de los otros porque no ha terminado y de alguna manera continuará con la otra asamblea sinodal de 2015. Ha sido como el plato de unos entremeses generosos. Se han planteado los retos, las dificultades, la problemática. Durante este año deberá trabajar en las Iglesias diocesanas este diagnóstico y pienso que también los teólogos, biblistas, canonistas, etcétera, deberán profundizar doctrinalmente algunas pistas de respuesta pastoral que se han indicado en algunas intervenciones sinodales. Por eso en este Sínodo no se han elaborado propuestas, sino un documento de trabajo que se ha aprobado y entregado al Papa. Este documento servirá para preparar la otra asamblea y se incluirá en la temática más amplia que se ha asignado a la próxima asamblea: la vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo.

Los matrimonios cristianos auditores del Sínodo han ofrecido unos testimonios de vida familiar, social y eclesial que alientan y ponen de relieve que no todo es lo que he dicho antes. Hay muchos matrimonios y familias que viven con ilusión y alegría el Evangelio y la belleza de su amor fiel, indisoluble y fecundo.

«Este Sínodo es diferente de los otros porque no ha terminado y de alguna manera continuará con la otra asamblea sinodal de 2015»

El Francisco ha querido que los trabajos del Sínodo tuvieran mucha transparencia. Para ello se han ido haciendo públicos todos los documentos de la asamblea, incluso el documento final con el resultado de la votación de cada número de dicho documento, que no es un documento definitivo, sino de trabajo que nos lleva hacia la próxima asamblea sinodal de octubre de 2015.

Tenemos que agradecer al Espíritu Santo que nos haya asistido, los padres sinodales, y tenemos que pedirle que asista a todos los que en las Iglesias diocesanas trabajarán para preparar la próxima asamblea sinodal.

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