Toda vida cristiana es vocación
Bajo el lema "Señor, ¿qué mandáis que haga yo?" y con motivo del Día del Seminario, el Cardenal Sistach ha publicado una exhortación pastoral en la que hace un llamamiento a la libertad personal frente a la vocación que Dios propone

En la aceleración constante que vive la ciudad contemporánea, el cristiano debe saber detenerse y preguntarle al Señor: ¿qué quieres que haga de mi vida? Con un lema similar «Señor, ¿qué mandáis que haga yo?», inspirado en las palabras de Santa Teresa de Jesús -coincidiendo con la celebración del quinto centenario de su nacimiento-, el Cardenal Sistach ha escrito una exhortación pastoral dedicada a la vocación de cada cristiano, con motivo también del día del Seminario y en torno a la fiesta de San José.
«La disponibilidad para seguir la llamada de Dios es la maravillosa aventura de la fe», comienza diciendo el Arzobispo de Barcelona, ​​que también lo relaciona con el amor. Y es que el servicio de amor es «el sentido fundamental de toda vocación» pero, sobre todo, de la sacerdotal ya que el presbítero debe revivir la caridad pastoral de Jesús, o sea, «el amor del buen pastor que da la vida por sus ovejas «.
Libertad personal
La libertad es esencial para la vocación: «No puede haber vocaciones si no son libres», afirma el Cardenal Sistach. Es, por tanto, imprescindible «seguir generosamente la vocación que Dios nos da» ya que «contribuye a nuestra realización humana y cristiana y a nuestra felicidad». La oblación libre que propone el Arzobispo de Barcelona en su exhortación pastoral se basa en una entrega generosa y radical a la llamada de Dios que es donde «se encuentra su modelo incomparable en la oblación libérrima de Jesucristo, el primero de los llamados a la voluntad del Padre «.
Corresponde a toda la comunidad cristiana el deber de fomentar vocaciones, tal y como recuerda el Concilio Vaticano II y, la manera de hacerlo, es con la oración: «El Señor nos exhorta a orar para que sean muchos los jóvenes que se pregunten ante el Señor la misma pregunta que se hizo Santa Teresa de Jesús: ‘Señor, ¿qué mandáis que haga yo?'», ha escrito el Cardenal.
Seminaristas y peticiones
Una parte de esta exhortación está dedicada a los once jóvenes que este año han entrado en el Seminario y que el Arzobispo define como «una gran alegría» y «un don y una esperanza para la diócesis». Pero también relata la tristeza vivida recientemente por la muerte del seminarista Marcos Pou y confía en que «será un intercesor ante Dios para que en nuestra diócesis no le falten las vocaciones sacerdotales que necesita».
La exhortación finaliza con una petición hacia las familias cristianas: que «pidan a Dios que quiera llamar al ministerio sacerdotal a alguno de sus hijos» y que, con motivo del Día del Seminario, «quieran rezar por las vocaciones y quieran ayudar económicamente a nuestro Seminario».