«Son muchos los bautizados, pero menos los catequizados»
Entrevista al Obispo Sebastiá Taltavull, presidente del Secretariado Interdiocesano de Catequesis, sobre las primeras comuniones

La cifra de primeras comuniones no para de bajar. ¿Cómo valora este hecho?
Los datos lo demuestran. Ser cristiano no se manifiesta hoy con una macropresencia dentro de la sociedad, más bien al cristiano no se le da el relieve social ni se le tiene en cuenta como tal. Hoy muchas familias ya no valoran el hecho religioso en sí mismo ni tampoco en relación con lo que les pueda aportar. En nuestra época se vive sin Dios o, al menos, como si Dios no existiera. Además, las primeras comuniones o la fiesta de la primera participación en la mesa de la Eucaristía se ha convertido para muchos en un acto aislado, independiente del proceso cristiano que cada uno estamos llamados a hacer si queremos ser mínimamente coherentes y separado de la vivencia sacramental que suponen la fe y la pertenencia a la comunidad cristiana. Por otra parte, contemplando el esfuerzo de catequistas y comunidades, ¡uno detecta todo lo bueno que hay!
¿Cuál debe ser la actitud de la Iglesia ante muchas familias que piden la Primera Comunión por razones culturales y sociales?
La Iglesia, es decir, todos los bautizados, tenemos la responsabilidad de suscitar y acompañar el proceso creyente de todo cristiano. No nacemos cristianos, lo somos en la medida que serlo no es un añadido postizo a nuestra vida como si fuera una prótesis. Ser cristiano comporta la alegría y exigencia de la fe, ser creyente en Jesús, e ir solidificando cada día esta fe. La dimensión cultural y social no son aspectos negativos ni secundarios, incluso pueden ser una dimensión necesaria a través de la cual escuchamos, nos comunicamos, rezamos y descubrimos los elementos que ayudarán a establecer vías de comunicación. Hay que dar importancia a lo que realmente es importante: Jesús. Él nos pide la participación asidua en la Eucaristía que, como dice el papa Francisco, es generoso remedio y alimento para los débiles.
El papa Francisco insiste en la urgencia de una profunda conversión pastoral. ¿Cómo afecta a la catequesis de Primera Comunión?
Afecta a la catequesis de Primera Comunión de pleno y nunca tanto como ahora, cuando las motivaciones piden ser más libres y coherentes. En nuestra tradición cristiana e incluso secular, la primera participación en la Eucaristía ha sido motivo de fiesta, ¡porque lo es! ¿Qué hay más importante que el encuentro sacramental con Jesús? ¿Qué hay más importante que descubrir el alimento necesario para la vida cristiana? Muchas veces todo queda en buenas intenciones y no se llega a vivir ni la ocasión ni el sentido de la Eucaristía, que es fundamental. No se trata de reformar estructuras, son las personas vivas las que necesitan mayor atención y conversión. Tenemos que hablar sobre todo de la iniciación cristiana, ya que son muchos los bautizados, pero menos los catequizados o, antes que nada, evangelizados. Es decir, pocos los iniciados. Por eso, por la falta de iniciación muchos no tienen idea de su ser cristiano ni tampoco sienten la necesidad, aunque la mayoría ha recibido el bautismo.
¿Qué retos plantea el proceso catequético y la formación de los niños?
Muchos retos. Hay que empezar por la coherencia, participación responsable y formación de los adultos, a la vez que asegurar cómo se lleva a cabo la transmisión de la fe en todas las etapas del proceso catequético hasta alcanzar la madurez cristiana. Esto afecta principalmente a la familia, los educadores cristianos y adultos en general y, en concreto, los catequistas. El Papa nos pide que seamos «memoria» de Dios, auténticos referentes de vida cristiana para niños y jóvenes. En estos momentos pienso en tantos padrinos de bautismo y confirmación… Será importante saber situar a Jesús como atractivo fundamental, asegurar la relación personal con él, escuchar qué nos dice ante todo lo que sucede, estudiar a fondo el Evangelio para aprender hacia dónde nos lleva y entender la vida cristiana como esa propuesta de alegría y felicidad que puede dar sentido a todo lo que somos, decimos y hacemos. Tendremos que ayudar a crecer dejándonos acompañar y comunicar a Jesús y el Evangelio.
¿Cómo favorecer que la Primera Comunión sea vivida con autenticidad?
Lo favorece la vivencia cristiana en la familia y la comunidad parroquial. La familia es el lugar normal del crecimiento cristiano. La parroquia es importante como lugar de acogida y crecimiento cristiano. El Papa dice que la parroquia no es una estructura caduca y la define como la presencia eclesial en el territorio, ámbito de la escucha de la Palabra y del crecimiento de la vida cristiana, el diálogo, el anuncio, la caridad generosa, la adoración y la celebración. Si se da todo esto y la familia no está al margen y ayuda a hacerlo realidad, podemos pensar en una celebración vivida con autenticidad.
¿La celebración sigue siendo demasiado pomposa?
La pomposidad no depende de la organización de la Iglesia, como tampoco los gastos escandalosos tan fuera de lugar y que nada tienen que ver con el sentido de la Eucaristía. Si se hace una buena iniciación cristiana, la catequesis ayuda a que el crecimiento sea armónico, la preparación no es cosa de un día y padres e hijos viven un proceso de crecimiento proporcionado, cuando se asiste habitualmente a la Iglesia y se participa en grupos de padres y madres, de espiritualidad matrimonial o de catequesis en familia…, sabemos por experiencia que las primeras comuniones son otra cosa. Desearíamos que todo fuera más sencillo, más evangélico, más eclesial, más familiar.
¿Qué características debe tener un niño para ser apto para la Primera Comunión?
Siempre se ha dicho que hay que tener uso de razón. Hoy el planteamiento es más amplio y son necesarios muchos recursos y el clima familiar idóneo para ser apto para la Primera Comunión. Pensemos en clave del que debe ser iniciado en la fe cristiana. No hay una edad prescrita, sólo sugerida, a lo cual se puede añadir el valor de sus actitudes y aptitudes, seguir los pasos normales de la iniciación cristiana, ser sensibles al sentido comunitario de la Iglesia y a cualquier acción en la que nos comprometamos.
¿Qué opina de la posibilidad de adelantar la edad a los 7 años?
No resulta conveniente poner fechas concretas. Hay que creer más en la realidad del proceso de conocimiento de Jesús, de la vida cristiana y de integración progresiva en la comunidad cristiana, la Iglesia, que es el lugar normal de celebración y vivencia de la fe. A menudo damos un tono demasiado escolar a la Primera Comunión, cuando de hecho es el momento en el que, celebrando la Eucaristía, la comunidad cristiana acoge a aquellos que se integran más visiblemente por los sacramentos. Muchas veces me pregunto si sabemos realmente qué significa ir a comulgar y si también realmente lo estamos enseñando bien a los más pequeños y a quienes van madurando cristianamente. Este es uno de los retos hoy: ¿cómo ayudamos a alguien a hacerse cristiano? ¿Cómo le hacemos un seguimiento y que no vaya solo sufriendo a la intemperie su fe? ¿Cómo hacemos que las familias sean verdaderas comunidades donde se aprende a rezar y vivir en cristiano? Pensemos que todo lo que hacemos es decisivo, pero los primeros años de la vida lo son del todo.
Agustí Codinach
«Los gastos escandalosos no tienen nada que ver con el sentido de la Eucaristía»