Sobrepasando el equador del Camino

25 quilómetros bajo un sol abrasador. Este ha sido el recorrido que han hecho los peregrinos en su tercera etapa, que ha unido Pontevedra con Caldas de Reis

Cansada y dura. Así han definido la mayoría de los jóvenes la etapa que ha sobrepasado la mitad del Camino de Santiago. Ahora ya sólo queda una última parada en Padrón antes de llegar a la meta final. El tramo de este miércoles, sin embargo, ha sido el más extenuante de los realizados hasta ahora ya que la distancia era mayor y el sol dificultaba aún más el caminar. Sin embargo, la parada en la cascada del parque natural de Río Barosa ha vivificado las fuerzas de los peregrinos, algunos de los cuales han sido valientes y se han bañado en las frías aguas gallegas.

Un buen chapuzón

Como cada mañana, las 6 ha sido la hora de levantarse y desayunar. Posteriormente, se han rezado laudos y se ha partido hacia Caldas de Reis, una localidad con aguas termales. La etapa de este tercer día, la más cansada y larga de todo el Camino, ha comenzado con unos estiramientos y un Emaús en el que muchos jóvenes se han podido conocer mejor.

Aunque al inicio el grupo permanecía unido, el diferente ritmo de cada uno ha llevado a que se hicieran varios grupos de peregrinos, que han acabado coincidiendo, a media mañana, en la cascada del Parque Natural de Río Barosa. Allí han podido descansar y revitalizar los pies gracias a la frialdad del agua. Tres horas más tarde, y bajo un sol abrasador, los peregrinos llegaban a Caldas de Reis.

Catequesis y misa

Después de comer, se ha dado un tiempo libre de más de tres horas para que los jóvenes pudieran descansar y dormir una siesta si querían. Por la tarde, dos chicas han organizado una catequesis sobre la transfiguración que ha comenzado con un juego con globos y ha continuado con el testimonio de Gina. Divididos en grupos, los grandes y pequeños han podido decir su opinión al respecto.

Ya a las 20h, en la parroquia de Santo Tomás, ha tenido lugar la celebración de la eucaristía presidida por el padre Anthony, responsable de la comunidad filipina en Barcelona.

Ahora ya sólo queda una última parada antes de llegar a Santiago de Compostela: Padrón. Y unos 48 km por delante divididos en dos días más.

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