Seis nuevos sacerdotes: manifestación del amor de Dios en el Año Sacerdotal

De este modo, como «una manifestación del amor de Dios a la Iglesia y también en nuestra archidiócesis que el Señor la bendice porque la ama» calificó en su homilía , el Cardenal Arzobispo, la ordenación de nuevos presbíteros en Santa Maria del Mar en la eucaristía de clausura del Año Sacerdotal. La Basílica de [...]

De este modo, como «una manifestación del amor de Dios a la Iglesia y también en nuestra archidiócesis que el Señor la bendice porque la ama» calificó en su homilía , el Cardenal Arzobispo, la ordenación de nuevos presbíteros en Santa Maria del Mar en la eucaristía de clausura del Año Sacerdotal.

La Basílica de Santa Maria del Mar fue, el domingo XI del tiempo ordinario, 13 de junio de 2010, el marco de la clausura del Año Sacerdotal archidiócesis de Barcelona con celebración de la eucaristía donde fueron ordenados presbiteros, de manos del Sr.Cardenal Arzobispo, Dr.Lluís Martínez Sistach, los diaconos:  Mn. Joan Balcells Sintes, de la comunidad ADSIS; Mn. Ramon Batlle Tomás; Fr. Xavier Calpe, OFM; Mn. Joan García de Mendoza; Mn. Sergio Notó Ruiz y Mn. Jordi Patiño Morales.

Puntualmente el se 17.30 se iniciaba la celebración con la procesión que hizo su entrada solemne en medio de la nave hasta el presbiterio. Un presbiterio que ya estaba lleno y se que en la clausura del Año Sacerdotal archidiócesis y con motivo de la ordenación de seis nuevos sacerdotes cerca de docentes presbíteros y diáconos se hicieron presentes en Santa María del Mar. La celebración eucarística contó con un coro de jóvenes que, acompañados de flautas dulces y violonchelo, animaron los cantos.

El Sr. Cardenal en su homilía destaca «Y la alegría de nuestro presbiterio diocesano» para la ordenación de seis nuevos sacerdotes y recuerda que esta ordenación «es un auténtico don de Dios que queremos agradecerle con la acción de gracias que es el Eucaristía «. El prelado remarcó la «necesidad imprescindible del ministerio sacerdotal» por la misión que el Señor ha encomendado a su Iglesia y la enmarcó la llamada a la vocación que todo bautizado tiene que resolver para seguir el deseo de Dios.

Santa María del Mar estaba llena de fieles, familiares, amigos y compañeros de los ordenantes, muchos de ellos, jóvenes vinculados a los distintos campos del apostolado de los futuros presbíteros. El Sr.Cardenal, se dirigió especialmente a la juventud para invitarlos, precisamente, a que durante la celebración de la eucaristía y la liturgia de ordenación ruegan a Dios y abrieran su corazón por si eran llamados a ser ministros de la iglesia, el a vida consagrada o al matrimonio. Así les dijo: «Hago un llamamiento, a los numerosos jóvenes presente en esta celebración, que conocen los nuevos presbíteros, todo joven, al menos una vez en la vida hay que preguntarse si el Señor lo llama a una vocación, que puedes ser la vocación a los ministerios ordenados, puede ser una vocación al a vida consagrada o puede ser una vocación al matrimonio cristiano, pero, os pido a todos, que hoy se preguntan: Señor, que desea de mí?, y que conteste con generosidad «.

El Sr. Cardenal hizo palas que no hay contradicción ni enfrentamiento entre la vocación del laico y la del clérigo, ambas nacidas de la misma dignidad de bautizados, sino que se enriquecen y reflejamos, haciéndose mutuamente, claras y definidas una para el acción del otro:»A medida que participamos más en las comunidades cristianas y conocemos más lo que es propio y específico de los laicos cristianos, descubrimos más y con mayor claridad lo que es propio y específico del ministerio sacerdotal y su necesidad para que la Iglesia pueda ofrecer a los laicos cristianos todo lo que necesitan para vivir su vida cristiana y lograr la primera y fundamental vocación de todo bautizado que es la vocación a la santidad, es decir, a la perfección de la caridad «.

El Arzobispo, recién vuelto de Roma del Encuentro Internacional de Sacerdotes, que, organizada por la Congregación del Clero, ha culminado el Año Sacerdotal, y dirigiéndose a los que serían ordenados los instruyó sobre lo que es ser sacerdote repitiendo, precisamente, palabras del Papa Benedicto XVI en la homilía de clausura del Año Sacerdotal: «el sacerdote hace lo que ningún ser humano puede hacer por sí mismo: pronunciar en nombre de Cristo la palabra de absolución de nuestros pecados.Pronunciarse sobre las ofrendas del pan y del vino las palabras de acción de gracias de Cristo, que son palabras de transubstanciación, palabras que lo hacen presente a Él mismo, el Resucitado, su Cuerpo y su Sangre, transformando así los elementos del mundo, son palabras que abren el mundo a Dios y la una a Él «.

Un momento especialmente significativo fue de imposición de las manos. Primero el Sr. Cardenal y después todos los sacerdotes presentes. A pesar de ser muchos, más de 180, un gran silencio continuado fue la expresión, también, de la oración del pueblo fiel a favor de los nuevos presbíteros.

Una vez ordenados, y después de ser revestidos con la estola en forma presbiteral y la casulla, y ser ungidos en las manos por el Sr. Cardenal, los nuevos presbíteros fueron concelebrar la eucaristía con el Sr.. Cardenal, el Obispo Auxiliar, Mons.. Sebastià Taltavull y los demás concelebrantes.

Antes de terminar la celebración, Mn. Jordi Patiño y Mn. Sergi Noto, en nombre de los seis, agradecer el don de Dios del presbiterado y la ayuda y acompañamiento de tantos familiares, amigos, compañero y formadores. La voz de Mn.Sergi Noto se debilitó de emoción en recordado el don de la vida y la estimación de los padres.

Finalmente los nuevos ordenados pudieron recibir la felicitaciones de todos sus familiares, amigos y compañeros, y compartir con ellos un pequeño refrigerio. Deo gratias.

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