Sebastià Taltavull: «¿Quereis ser la luz del mundo?»

Los chicos y chicas de la escuela de los Jesuitas de Caspe y de San Ignacio declaran con un manifiesto su paso hacia la confirmación

Un grupo de ochenta y cuatro jóvenes procedentes del colegio de los Jesuitas de Caspe y del San Ignacio de Sarriá recibieron, este domingo, el sacramento de la confirmación, en una celebración presidida por el obispo Sebastià Taltavull. Fue una celebración con la calidez de todos los reunidos, familiares, amigos y catequistas, que recibió las palabras de la misericordia y las enseñanzas para el camino de estos jóvenes cristianos. Un segundo encuentro, despues de reunirse, dos semanas antes, con el obispo para compartir una vigilia de oración juntos y las dudas previos al paso a la confirmación.

Manifiesto, sello de compromiso

Después de escuchar la Palabra de Dios, los chicos y chicas proclamaron el Manifiesto de los Confirmados. Un texto pensado y redactado por ellos, en el que sellaron lo que conlleva para ellos este compromiso: «una oportunidad de plantear seriamente el hecho seguir a Jesús».

Se declararon firmes a «seguir el camino que Jesús propone», un camino que, a pesar de mostrar uno que otra duda referente en el credo, se mostraban confiados porqué «no es solitario sino comunitario». Hacían así, ésta pasa hacia la confirmación, una decisión de fe, que «no es un fin, sino un hito importante para seguir avanzando en el camino de la vida desde la fe». Un camino, donde hacían falta cuatro valores que Jesús enseñaba día a día: «responsabilidad y compromiso, humildad y el servicio a los demás».

Desea ser la luz del mundo?

El obispo Sebastià Taltavull, en la homilía, protagonizó las palabras de los chicos y chicas, acotando el significado de su manifiesto y destacando los conceptos más punzantes. «Dios es amor», dijo el obispo auxiliar, una premisa que asegura un camino de alegría, por la que «Él lo es todo», y «el Espíritu su dentro de mí».

Hizo especial hincapié en el acompañamiento de Dios, a partir de un cuento africano, asegurando que el Señor siempre está, y cómo, en ese momento cuando creemos que nos ha abandonado, Él todavía es más presente, «nos lleva en brazos «. Es por ello, que los jóvenes, se proponían en el manifiesto «arriesgarse sin tener todo asegurado, pero creemos que Dios está detrás de todo y nos acompaña».

Taltavull subrayó la necesidad de «no ponerse uno mismo en el centro de todo», ya que es una posición que le corresponde a Dios. «Quereis ser la lámpara encendida, la luz del mundo que nos habla el Evangelio?» – Les preguntó el obispo. Y les respondió: «seguir, pues, estas enseñanzas y aplique a los demás, con «amor de Misericordia».

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