Santiago, el santo imaginario
A pesar de ser patrón de España, Santiago no pudo evangelizar la Península Ibérica porque no salió de Palestina durante toda su vida

Este 25 de julio se celebró la festividad de Santiago Apóstol. La Catedral de Barcelona tiene una imagen del santo, justamente en el altar de Santa Teresa, en el claustro de la Sede del Obispo. Allí convive también con la imagen del patrón de Cataluña, Sant Jordi. Montado en su caballo blanco, Santiago goza de una gran devoción por parte de los catalanes ya que es muy querido desde tiempos antiguos cuando, como ahora, muchos catalanes salían desde Montserrat para peregrinar camino de Santiago de Compostela. El Dr. Martí Bonet define al patrón de España como un santo «imaginario» porque muchos le dicen «matamoros» sin haberse «ganado» el nombre. Y es que durante la Reconquista se dice que luchó con su caballo blanco y con su espada, que clavó en más de un musulmán. Pero esto es tan sólo una leyenda ya que «¿cómo puede ser que un santo mate?», se pregunta Mn. Bonet, «es una superstición inadmisible».
Su vinculación en España
Si bien es cierto que el sepulcro de Santiago está en la Catedral de Santiago de Compostela, el patrón de España no peregrinó en la Península Ibérica en vida. Murió en Jerusalén en el año 44, de donde no salió en toda su vida. Sin embargo, es un hecho histórico que la tumba del apóstol esté enterrada en la Catedral de Santiago. Según el Dr. Martí Bonet, probablemente los cristianos lo llevaron de palestina hasta el «fin de la tierra» -que era Santiago de Compostela- para preservar su cadáver de invasiones. Con todo, el relato quedó arraigado en la tradición ibérica y en el año 1630, siendo monarca Felipe IV, el papa Urbano VIII decretó oficialmente que el Apóstol Santiago, el Mayor, fuera considerado solo y único Patrón de España. «Dios hizo a Santiago, Patrón de España, que no existía entonces, para que cuando llegue el día pueda interceder por ella y volverla otra vez a la vida con su doctrina y con su espada», afirmó en una ocasión Francisco de Quevedo.