Salud y sabiduría del corazón
El 25 de octubre tendrá lugar la XXVI Jornada Catalana de Pastoral de la Salud, con el objetivo de llevar a cabo una mirada solidaria hacia los enfermos más débiles

La XXVI Jornada Catalana de Pastoral de la Salud se centra este año en la Sapientia Cordis, un tema, propuesto por la Jornada y la Campaña de Maltat, que quiere invitar a la reflexión, oración y actuación. Una reflexión que pretende llevar a valorar y a hacer realidad el arte de acompañar a los vulnerables y enfermos en cualquier aspecto de la atención integral del hombre.
Diferentes sensibilidades desde un mismo compromiso
Actualmente vivimos en un mundo lleno de diferentes registros de sensibilidades, que cada uno ve desde su perspectiva. Esta sensibilidad y compromiso siempre han ido juntos en la persona de Jesús, y los fieles, sus apóstoles que han recogido el testigo de hacer cercano el Evangelio y acompañar a los más vulnerables, deben mirar nuevas maneras de hacer. Esto es a lo que el Congreso Iglesia y Salud nos invita a la reflexión y al recuerdo: ahora es el momento de buscar una nueva mirada hacia este acompañamiento, para que sea comprometido, sencillo y solidario con los más vulnerables de la sociedad actual.
Tres claves de la Campaña 2015
La Campaña 2015 tiene, en primer lugar, como objetivo educar una mirada que nos permita a todos (congregaciones religiosas, profesionales, voluntarios parroquiales y hospitalarios) percibir en profundidad y nos capacite para estar atentos, pero también para admirarnos y para conmovernos ante todo lo que pasa a nuestro alrededor. En segundo lugar, esta campaña quiere cultivar las actitudes evangélicas de la empatía, la compasión y la ternura con todas las personas que acompañamos. Por último, la Campaña 2015 se propone comprometer a todos en la nueva manera de hacer y acompañar a los vulnerables desde la escucha, la solidaridad y el respeto a la dignidad humana.
Así lo recuerda el Papa Francisco en la Exhortación Apostólica «Evangelio Gaudium», donde establece que la misión es una pasión por Jesús, pero al mismo tiempo, es una pasión por su pueblo. Sólo se puede ser misionero, señala el Papa, cuando uno se siente bien buscando el bien de los demás y deseando la felicidad ajena. Esta sensibilidad y apertura del corazón es, precisamente, la fuente de la felicidad, porque hace más feliz dar que recibir. En conclusión, todas las personas son sagradas y merecen toda la estima y entrega del mundo. Por eso, si somos capaces de ayudar sólo a una persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de nuestra vida.
Programa completo de la XXVI Jornada Catalana de Pastoral de la Salud.