Rosa, también de abril
Ante la decisión de encarar con lucidez la muerte, solo la fe puede intuir un tránsito en lo que aparentemente es un final; solo la esperanza puede sobreponerse a la desesperación, y solo el amor puede dar la vida

Y no lo hace como pérdida inútil, trágica o absurda, sino como entrega con sentido y conquista de la definitiva plenitud. Todo esto nos lo hace decir la confianza que nos da creer en Jesucristo Resucitado y que hace de contrapunto a toda una tendencia que impide asumir el hecho de la muerte.
Más fuerte que las palabras, sin embargo, es el testimonio. Como tantas personas, mayores y jóvenes, que se encaran con serenidad y confianza al amargo sorbo de una grave enfermedad, es posible vivir esta situación con actitud profundamente cristiana. Tenía 44 años, delegada de Pastoral Juvenil en la diócesis de Barcelona, auténtico apóstol de Jesús en medio de una Iglesia que amaba con deleite, un mes antes de morir, Rosa Deulofeu escribía: «Debo reconocer que estoy pasando unos días extraños, no me encuentro bien, tengo miedo, estoy nerviosa, necesito sobre todo, necesito de ti, Señor, sentirme muy cerca de ti, sentirme plenamente dentro de ti. Necesito que me lleves, por tanto necesito dejarme llevar. Ayúdame, tengo que aprender, Dios mío. Tengo mucho miedo de recaer y me hace mucha ilusión poder pasar la Navidad tranquilamente en casa; concédemelo, Señor. Debo volver a la oración serena, que me llena, que me llena por dentro, que confía, que me hace descansar. Buen Dios, que esté dispuesta a aprender.»
Incansable, su testimonio de fe permanece por siempre entre nosotros como una estrella que brilla con fuerza en medio de la noche. Sus escritos aún salieron publicados, como legado póstumo, dos semanas después de su muerte, palabras más vivas que nunca porque eran «voz» de la Palabra. Tenía tantas cosas que decirnos, y las sigue diciendo hoy, como nos sigue amando. Gracias, Rosa, por todo. También nosotros te seguimos queriendo y notamos vivo el testimonio creyente de quien ya lo ve y disfruta de Él cara a cara y le habla de nosotros.
Sebastià Taltavull Anglada
Obispo auxiliar de Barcelona