Retos de la familia hoy

La familia cristiana busca tener un lugar en la sociedad, por los valores que la configuran, y es una riqueza para la sociedad

Mn. Claret
Delegado diocesano de Pastoral Familiar

Hablar de retos no significa que la familia no tenga un gran valor. Recordemos, la familia es la institución más valorada de la sociedad. Hablar de familia es hablar de nuestras raíces, de nuestra genealogía, de aquellos que nos han dado y dedicado la vida. De las personas que nos han introducido en la vida y en la fe.

La familia, sin embargo, hoy tiene unos retos. Desde sus inicios siempre ha estado en evolución, intentando vivir siempre lo que le es esencial. Desde proponerla prácticamente como el lugar de la transmisión de la vida, el descubrimiento de riquezas internas que no siempre se valoraban, hoy la familia cristiana busca tener un lugar en la sociedad, por los valores que la configuran, y son una riqueza para la sociedad.

¿Cuáles son las cualidades que creemos irrenunciables y válidas de manera incondicional? Lo son el amor que conlleva entregarse incondicionalmente el uno al otro, la estabilidad conyugal que comunica seguridad a las personas que la forman, el sentido de comunidad y ayuda fraternal entre sus miembros, fue el lugar de compartir la vida de cada día, la vivencia y transmisión de los valores espirituales tales como generosidad, gratuidad, el sentido sacramental del significado de la mutua donación, etc .

«La familia es la institución más valorada de la sociedad» Es también un reto el cómo ayudar a todos aquellos que, por diversas causas, han fracasado en la vida conyugal. El divorcio siempre será la experiencia de un fracaso en la vocación más primaria del hombre y de la mujer: construir una comunidad de vida y amor. La Iglesia, los cristianos, deben hacer el esfuerzo de acompañar a las personas en este proceso doloroso, principalmente para que los hijos no sufran la ausencia del calor del hogar.

Estos son, entre otros, los grandes retos que tiene el matrimonio y la familia hoy. Frente a otros modelos de familia que propone la sociedad, la Iglesia tiene una postura respetuosa con las personas pero cree que hay un modelo que ha dado muchos frutos, que pertenece a la constitución de la persona, y que sigue siendo el fundamento de la sociedad, y el lugar natural de servicio a la vida.

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