¿Qué hacemos de más?, por el Obispo Sebastià Taltavull
Texto original: RadioEstel Blog La vocación del cristiano es vocación a algo nuevo, extraordinario. Vivir evangélicamente significa superar la mediocridad, la inercia y la rutina de una forma de ser y actuar que no transforma ni aporta ninguna novedad. No es, pues, contentarse en hacer lo que todo el mundo hace. «Si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué [...]

Texto original: RadioEstel Blog
La vocación del cristiano es vocación a algo nuevo, extraordinario. Vivir evangélicamente significa superar la mediocridad, la inercia y la rutina de una forma de ser y actuar que no transforma ni aporta ninguna novedad. No es, pues, contentarse en hacer lo que todo el mundo hace. «Si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de más?», dice Jesús.
Hacer el bien esperando y exigiendo recibir lo mismo o más, nos sitúa en la dependencia de las habituales leyes de un capitalismo salvaje, cuando éstas sólo sirven a unos pocos y olvidan al resto numeroso y necesitado. Jesús nos pide aquel «plus» que identifica a sus seguidores: un amor y un perdón sin medida.
Hacer el bien sin esperar nada a cambio nos abre al sentido común de la gratuidad y el altruismo que Jesús califica de «signo» del Reino. El primer paso es decisivo y otorga calidad evangélica al gesto lleno de humanidad de quien lo da generosamente por iniciativa propia. Por eso Jesús, pidiéndonos el carácter extraordinario del gesto ilimitado, nos quiere libres. Ésta es la originalidad que puede convertir lo extraordinario en habitual.
La novedad está en lo que es desacostumbrado y que supera las medidas calculadas de una actuación hipócrita y de unos miramientos superficiales. Es lo que va más allá de toda previsión, porque lo imposible se ha hecho posible. «Donde no existe este factor singular, extraordinario —dice Dietrich Bonhoeffer— no hay nada de cristiano.» ¿No es ésta la «justicia mayor» de la que habla Jesús y que supera la de los escribas y fariseos?
«Hacer de más» no significa, pues, huir de la cotidianidad para caer en los deslumbramientos de un comportamiento que fascina. No. «Hacer de más» se refiere al amor llevado al extremo más allá de los fríos cálculos de una relación humana que se contenta a vivir bajo mínimos. Jesús nos pide ser personas con un corazón de carne y no de piedra, capaz de amar como Dios ama y que, cuando se vuelve al otro con afecto, se hace cercano y lo abraza, reconoce en él su mayor dignidad.
Sebastià Taltavull Anglada
Obispo auxiliar de Barcelona