Que cada hogar sea un belén

Quisiera proponeros hacer ahora mismo una campaña de poner un pesebre en cada casa, aunque sea muy sencillo, y explicarlo a los más pequeños

Hace años, antes de Navidad, organizamos una campaña que tenía este eslogan: «Un belén en cada hogar.» La intención era favorecer que el misterio del nacimiento de Jesús, que da origen y sentido a las fiestas de Navidad, fuera conocido y representado en el interior de cada uno de nuestros hogares, allí donde las familias fomentan la tradición viva de aquellos valores humanos, religiosos, familiares y sociales que contiene. Preparar juntos, en familia, padres e hijos, un belén con todos sus detalles tomados de la naturaleza, del arte, de la belleza de la tradición cristiana, es una oportunidad única para vivir la fe y el sentido de una fiesta que toda ella irradia la sencillez y la bondad de un niño.

Sin embargo, hoy, en medio de una oleada laicista que invade nuestra cultura llena de costumbres y elementos cristianos, tergiversa su sentido, ridiculiza expresiones y mutila contenidos que para una gran mayoría son sagrados, nos llega una voz como si Jesús nos dijera: «¿No me queréis?», «¿Qué mal os he hecho para que me marginéis?», «¿Por qué no os interesa nada de lo que he dicho y hecho, cuando lo único que he buscado es vuestro bien, vuestra felicidad?», «¿Por qué queréis excluirme de vuestras plazas y calles?», «¿Por qué no puedo tener un mínimo espacio en vuestros hogares?» «¿Tan extraño y raro me véis?», «¡Dejadme estar entre vosotros!»

Quisiera proponeros hacer ahora mismo una campaña de poner un belén en cada hogar, aunque sea muy sencillo, y explicarlo a los más pequeños. Es bueno que vean lo que los adultos valoramos, aquello de lo que estamos convencidos y contentos. Incluso, el diálogo interreligioso será más coherente si vivimos nuestra identidad cristiana. Por eso, además de procurar que haya un belén en cada hogar, es más importante «hacer que cada hogar sea un belén», es decir, un espacio de amor, de confianza, de diálogo, de comprensión, de perdón, de misericordia, de paz. Mirad con ojos limpios el belén, en él veréis a Jesús, veréis a Dios que nos ama. ¡Feliz y santa Navidad!

 

Sebastià Taltavull Anglada

Obispo auxiliar de Barcelona

 

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