Puede negarse el bautismo a un niño?

El Papa Francisco bautiza una niña, hija de padres casados sólo por lo civil, siguiendo la praxis de la Iglesia, que no exige para el bautizo de un niño el matrimonio de los padres

El Papa Francisco bautiza una niña, hija de padres casados sólo por lo civil, siguiendo la praxis de la Iglesia, que no exige para el bautizo de un niño el matrimonio de los padres

Las portadas de muchos periódicos recogen hoy la imagen del Papa Francisco bautizando este domingo, fiesta del Bautismo del Señor, en la Capilla Sixtina, a 32 bebés, entre ellos la pequeña Giulia, de siete meses de edad, hija de Ivan y Nicoletta, un joven matrimonio casado sólo por lo civil.

Probablemente la noticia no debería ser tal ya que el Código de Derecho Canónico expresa claramente, en el canon 868, las condiciones necesarias para poder administrar el bautismo y manifiesta:»Para que un niño sea bautizado lícitamente, es necesario que: los padres, o al menos uno de ellos o quienes legítimamente los supla, y consintiendo; haya esperanzas fundadas que será educado en la religión católica, si no hay ninguna, el bautismo debe ser diferido según las prescripciones del derecho particular, un vez advertidos del motivo los padres».

Un don , no una propiedad

El Papa Francisco, pues, ha actuado siguiendo lo permitido y lo que es praxis habitual en la Iglesia ya que ésta, tal y como indica el código mencionado, no pide el matrimonio, ni civil ni eclesiástico, como condición a unos padres para poder bautizar a su hijo.

Ciertamente, la sensibilidad misericordiosa del Papa Francisco por quienes están en las «periferias existenciales » ha dado carta de naturaleza eclesial a un hecho que ha sido leído informativamente como una novedad, o incluso una revolución. El Papa Francisco, acercándose a unos padres que en una audiencia le manifestaron su deseo de bautizar a su hijo, ha hecho lo que es normal en la Iglesia, conferir el sacramento, que no es «propiedad» de la Iglesia, sino un don de Dios a los hombres, a un pequeño niño, sea cual sea la situación de sus padres. Esta es la práctica habitual de la Iglesia, que la actuación del Papa refrenda públicamente, y que sacerdotes y diáconos realizan en las parroquias con toda naturalidad.

Camino hacia la fe

Lógico es pensar que un matrimonio que pide el bautismo para su hijo, sea cual sea su situación, tal vez poco a poco y con la gracia de Dios, dará los pasos adecuados para que nadie pueda pensar que no «hay esperanzas fundadas que será educado en la religión católica».

Fue precisamente el Papa Juan Pablo II quien, en la aprobación del Código de Derecho Canónico actual, dio importancia a la acogida de los padres y los niños, a las circunstancias coyunturales, para que éstos pudieran convertirse en cristianos por el bautismo.

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