Próxima JMJ: Panamá
El papa Francisco pide a los jóvenes que se levanten del sofá para "luchar contra el inmovilismo"

Era el último traslado de los jóvenes en esta JMJ, una caminata más hasta el último tramo de la peregrinación, ubicado en el Campus de la Misericordia, donde un millón y medio de jóvenes se reunieron, cada uno en su parcela, y donde se iban instalando para pasar la noche. Una noche acompañada de las palabras del papa Francisco en la vigilia de oración que hubo y un despertar seguido de la misa de envío, donde se anunció el próximo destino para la JMJ de 2019: Panamá.
Vigilia de oración
Una quilometrada más para llegar al Campus Misericordiae: una zona de unas 225 hectáreas, el último lugar de la Jornada Mundial de Juventud, donde tuvo lugar la Vigilia de oración con el Papa Francisco, que llegó pasando por la puerta santa -habilitada para la ocasión- acompañado de un joven de cada continente.
Una vez iniciada la oración, centrada en la vida de Santa Faustina Kowalska y diferentes testigos, el campus quedó iluminado por los farolillos que sostenían cada uno de los jóvenes. Todos los presentes pudieron escuchar las palabras del Papa Francisco que les pedía que «se levantaran de una vez por todas del sofá» y «fueran signos de misericordia», «protagonistas que dejan huella en el mundo». Unas palabras para reflexionar durante la exposición del Santísimo y durante toda la velada, hasta el día siguiente.
Misa de envío
Con la salida del sol, poco a poco, los jóvenes se iban levantando después de dormir allí toda la noche. Una noche para algunos más dura que para otros.
Mientras despertaban, unos bailaban al son de la música matutina y otros rezaban las laudes, todos a la espera de la misa de envío y de saber dónde sería la próxima JMJ. Algunos apostaban por los Estados Unidos, muchos deseaban que fuera en África y otros un lugar más cercano por Europa. Diferentes propuestas y especulaciones que desaparecieron con la llegada del papa Francisco.
El pontífice ofició esta última ceremonia de envío, donde dio el último encargo a los jóvenes: «Luchar contra el inmovilismo» y salir de las casas para «cambiar el mundo».
Alertó a todos los jóvenes de no caer en «tener una baja consideración de ellos mismos» ya que, al ser hijos de Dios, «pensar en negativo sería no reconocer la propia identidad». Como dijo «encariñarnos de la tristeza no es digno de nuestra estatura espiritual». Insistió en romper las barreras y salir a cambiar el mundo, una misión que comienza con esta JMJ pero que sigue en casa de cada uno con el testimonio de lo vivido y del comportamiento cristiano».
En definitiva, un mensaje que se contrastará ya de cara a la próxima Jornada Mundial de Juventud en 2019, que tal como se anunció terminada la misa, tendrá lugar en Panamá.