Propuestas positivas para mejorar las condiciones de vida de los excluidos y marginados
El Secretariado de marginación ha trabajado un manifiesto público a lo largo del curso en el que se realizan demandas a las Administraciones públicas y a las comunidades cristianas para escuchar el clamor de los más desfavorecidos

Llega el verano y, con él, el fin de curso para la mayoría de Delegaciones. Es hora de rendir cuentas y el Secretariado de marginación del Arzobispado de Barcelona lo hace con un manifiesto público en el que aborda «propuestas positivas, que sean justas y ayuden a la mejora de las condiciones de vida de los excluidos y marginados». La reflexión, inspirada en la Doctrina Social de la Iglesia, se centra en cinco colectivos que actualmente sufren una situación de vulnerabilidad: las familias sin recursos, los niños con malnutrición, las mujeres que sufren violencia de género, las personas sin techo y el crecimiento de las desigualdades económicas. Ante esta situación, a veces insostenible para muchos, el Secretariado de marginación formula unas demandas a la Administración pública y a las comunidades cristianas, sin olvidar la responsabilidad que debe asumir cada uno de nosotros.
Qué piden a los gobiernos…
Son diez las demandas a la Administración Pública que llenan el manifiesto. Todas abogan por finalizar con situaciones vulnerables pero en diferentes ámbitos de la vida pública. Poner fin a los desahucios con soluciones políticas que incluyan nuevas leyes de vivienda es una de las peticiones que se hacen, que se complementa con la creación de planes urbanísticos en los barrios que contengan equipamientos culturales, deportivos y sociales de manera que favorezcan la cohesión social . En este sentido, también se deberían crear sitios que acojan a los sin techo para que se les pueda ofrecer tratamientos médicos y psicológicos. Unos tratamientos que también serían necesarios para las mujeres obligadas a ejercer la prostitución.
En el marco económico, la administración pública debería dotar de ayudas suficientes a las familias que no tienen recursos, sobre todo para combatir la malnutrición infantil. Y esta subvención se podría completar con una renta básica para toda la población y garantizando la educación y la sanidad a todo el mundo. El Secretariado de marginación también propone que se creen políticas que permitan a los jóvenes y a las mujeres el acceso al trabajo mediante planes de formación profesional. Por último, también hay dos demandas relacionadas con la multiculturalidad: combatir las actitudes xenófobas y no perseguir a la gente sólo por sus rasgos físicos.
…Y en las comunidades cristianas?
No sólo la administración pública es la responsable de la inclusión social de los más vulnerables. También los cristianos deben involucrarse siendo «fieles al Mensaje del Evangelio» donde «los pobres son los destinatarios privilegiados del Evangelio». La responsabilidad de cada uno, como creyente en Jesucristo, es la del compromiso para trabajar individualmente como entidades de iglesia a favor de los más necesitados, haciendo suyas las palabras del Papa Francisco: «Queremos una iglesia pobre y para los pobres. Una iglesia que escucha el clamor de los más desfavorecidos».