¿Por qué es necesaria, para la Iglesia, la ayuda económica de los fieles?

«La Iglesia, con todos, al servicio de todos» es la campaña de la Jornada de Hermandad que pretende concienciar de la importancia de las donaciones para el sostenimiento económico de las diócesis La financiación de la Iglesia proviene de tres vías: los fondos recaudados por la Administración pública -IRPF- , la gestión adecuada del patrimonio [...]

«La Iglesia, con todos, al servicio de todos» es la campaña de la Jornada de Hermandad que pretende concienciar de la importancia de las donaciones para el sostenimiento económico de las diócesis

La financiación de la Iglesia proviene de tres vías: los fondos recaudados por la Administración pública -IRPF- , la gestión adecuada del patrimonio eclesial y la aportación directa de los fieles. Este dinero recaudado se destina a fines litúrgicos, caritativos, educativos y culturales. En el plano económico, cada diócesis actúa de manera independiente sin rendir cuentas o ajustarse a las normas que no sean las del Código de Derecho Canónico. Sin embargo, el dinero obtenido con la Declaración de la Renta es repartido, de manera pública, por la Conferencia Episcopal Española. El programa Portantos pretende, con la Jornada de Hermandad, concienciar de la importancia de las donaciones para el sostenimiento económico de las diócesis y, lo hace, con el lema «La Iglesia, con todos, al servicio de todos».

La labor de la Iglesia

«Todos los fieles tienen la obligación de ayudar a la Iglesia en sus necesidades de manera que ésta disponga de lo necesario para el culto divino» (Cf. Concilio Vaticano II, P. O. n. 17 y Código de Derecho Canónico, canon 222). Pero, ¿a qué se destina el dinero recaudado? Se destinan al cumplimiento de sus fines, que están claramente identificados: el mantenimiento del culto (con la conservación de más de 20.000 parroquias y construcción de nuevos templos), el sostenimiento del clero (20.000 sacerdotes aproximadamente), el ejercicio del apostolado (es decir, el anuncio y la predicación de la fe) y el ejercicio de la caridad (denominado acción social de la Iglesia).

Esto se traduce en fines litúrgicos (formación humana y ayuda espiritual), caritativos (302.554.131 € se destinan a la actividad caritativa y asistencial a través de Cáritas y Manos Unidas), educativos (la Iglesia ahorra al Estado 4.091 millones de euros al año sólo en educación) y culturales (el patrimonio cultural supone una fuente de riqueza y un valor para toda la sociedad). Para poder llevar a cabo todas estas finalidades, la Iglesia pide una ayuda económica a los fieles que permita el sostenimiento económico de cada diócesis.

Relación económica entre el Estado y la Iglesia

La cantidad que la Iglesia recibe del Estado depende, exclusivamente, de la libertad de los contribuyentes al marcar la X a favor de la Iglesia en la Declaración de la Renta. Es decir, que la Iglesia no recibe ninguna cantidad de los Presupuestos Generales del Estado sino que la ayuda que se recibe proviene de la asignación de cada uno de los declarantes del IRPF. Las aportaciones de la Declaración de la Renta corresponden a un 25% del total de la financiación de la Iglesia.

Y es que, tal y como marca el Acuerdo sobre Asuntos Económicos entre la Santa Sede y el Estado Español de enero de 1979, se establece que «el Estado se compromete a colaborar con la Iglesia Católica en la consecución de su adecuado sostenimiento económico, con respeto absoluto del principio de libertad religiosa» (art. II.1). Cooperar y colaborar no es financiación directa ni subvención.

¿Te ha interesado este contenido? Suscríbete a nuestro boletín electrónico. Cada semana, la actualidad de la Iglesia diocesana en tu correo.

Te interesará ...