Padre nuestro, que estas en el cielo

Un día los discípulos dijeron a Jesús “Señor, enséñanos a orar” (Lc 11,1) y Jesús les invitó a hacerlo con la oración del Padre nuestro. Desde entonces, todos los cristianos somos llamados a orar siempre con las palabras que Jesús nos enseño.

La oración del Padre nuestro es la primera que aprenden los niños, de boca de sus padres y madres, y a menudo es la que acompaña la última despedida en la Fe que dedicamos a nuestros hermanos que nos dejan para ir a la casa del Padre. No sólo la rezamos cada vez que celebramos la eucaristía sino que, muy a menudo, nuestra vida de oración la recoge con múltiples intenciones. Es, pues, con el Avemaria i el Glória, la oración por antonomasia que los cristianos hemos aprendido de los mismos labios de Jesús. Poniendo nuestro día al servició de Dios y de los hermanos, oremos juntos diciendo:

 

Padre nuestro,

que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu reino;

hágase tu voluntad

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación, 

y líbranos del mal. Amén.

Mt 6,9-13 

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