Nuevo centro para la esperanza de los pequeños
La Fundación Pere Tarrés inaugura un nuevo espacio socioeducativo para los niños de barrio del Pobre Seco con la presencia del arzobispo de Barcelona, Cáritas y las entidades colaboradoras

La Fundación Pere Tarrés ha inaugurado un nuevo centro socioeducativo en el barrio del Poble Sec, ubicado en la parroquia de San Salvador. Un nuevo espacio dedicado al esparcimiento y el aprendizaje para los niños del barrio en situación de vulnerabilidad, que se suma a los 21 centros que tiene la fundación en toda Cataluña, para que los niños puedan tener una infancia digna para un futuro personal y profesional lleno.
El arzobispo de Barcelona, ​​Mons. Juan José Omella, y el obispo auxiliar, Mons. Sebastià Taltavull, se sumaron al acto inaugural, junto con el director de Cáritas, Salvador Busquets, todos los familiares y los colaboradores del centro. Estos acudieron al acto, que tuvo lugar en las mismas instalaciones, comenzó con unos parlamentos, encabezados por el presidente de la Fundación Pere Tarrés, Antoni Millet, quien agradeció el esfuerzo dedicado a este proyecto. Un centro hecho con la participación de Cáritas, de diferentes entidades vecinales, del equipo pastoral del pueblo seco, así como del Esplai Xerinola que hasta ahora trabajaba ofreciendo entretenimiento y ahora continuará colaborando, entre otros.
Agradecimiento en red
En representación de las parroquias de Poble Sec, habló Mn. Joan Cabot, rector de la parroquia de Lourdes, que junto con San Salvador, San Pedro Claver y Santa Madrona, se han preocupado desde el inicio y han hecho posible que este centro pueda acoger tantas familias del barrio. Muchas de estas inmigrantes y con problemas económicos que las ponen en situación de exclusión social y precariedad laboral. Cabot agradeció el trabajo en red que se ha hecho entre todos, familias incluidas, por este proyecto que «tiene que dar mucho fruto.»
También intervino con agradecimientos Salvador Busquets, que dedicó unas palabras de agradecimiento, en primer lugar, a la gente del Poble Sec. «Un barrio con mucha vida, donde hay personas venidas de lugares diferentes, donde conviven situaciones muy diferentes y hay familias con niños a los que queremos ayudar y hacerlas crecer». Por otra parte, se dirigió a la Fundación Pere Tarrés y a su equipo que han conseguido que el Esplai Xerinola, que había hasta ahora y que continuará participando, se haya convertido en un centro abierto. Y en tercer lugar, a las parroquias, que «con su implicación lo han hecho posible».
Defendiendo la igualtat
El director de la Red de Centros Socioeducativo, Rafael Ruiz de Gauna, mostró también su agradecimiento a Cáritas, al Ayuntamiento y al equipo pastoral «que han creído que la solidaridad no son sólo palabras, sino que hay arraigarse las en la vida de las personas «.
Ruiz mostró su satisfacción por el nuevo centro, un nuevo espacio que velará por la dignidad de los niños y niñas del barrio, de momento ochenta en total, los que el centro acoge cada día después de la escuela. «Defender hoy la igualdad de oportunidades cuando tenemos un sistema de enseñanza y de salud universal es optar en buena parte porque los espacios de ocio educativo todos los niños y niñas puedan acceder y puedan crecer».
«Un centro como el bambú»
El arzobispo de Barcelona Mons. Juan José Omella, terminó los parlamentos con un «gracias» para todos los implicados. «Una sola palabra que sería gracias a todos vosotros que habéis hecho posible esta realidad. Gracias a todos por permitir que este centro pueda funcionar en la esperanza, que se siembra como una semilla que un día dará fruto, y no se debe perder nunca».
El arzobispo asimiló esta esperanza, con la semilla de una planta de bambú, que se plantan en Japon y que hasta los seis años no brota, pero que en el séptimo año, en seis meses, crece a la altura de dos metros. «¡Qué paciencia y esperanza, educadores, familiares, miembros de la fundación, Cáritas… no perdáis la esperanza, es evangélica!».
Seguidamente, Omella invitó a orar en silencio, cada uno con su Dios, pàra que diera la bendición al centro y a los niños y niñas, para que les dé «la esperanza, la comunión y la ilusión de crecer y construir un mundo en fraternidad justicia y paz».
Manos a la obra
Para concluir el acto, todos los implicados en el proyecto, con la mano empapada de pintura se hizo un mural, para demostrar este hito como fruto de un trabajo en red. Luego se sumaron todos, vecinos y miembros de las entidades y el arzobispo incluido en un refrigerio en el patio del centro.