Música y liturgia
Entrevista a Albert Pàmies, organista de la Parroquia St. Miguel Arcángel de la Espluga de Francolí y en ocasiones, de la Basílica de la Sagrada Familia

La Iglesia siempre ha utilizado la música como un medio para llegar a los fieles. El concilio Vaticano II afirmaba que la música será tanto más santa cuanto más se adapte a la acción litúrgica. De la relación entre música y liturgia hablamos con el músico Albert Pàmies. Actualmente es organista de la Parroquia St. Miguel Arcángel de la Espluga de Francolí y, en ocasiones, de la Basílica de la Sagrada Familia. También es barítono del Orfeón Catalán y compagina la docencia con la dirección de la Coral de la Parroquia de la Virgen de Nuria y la del Coro del Campus de la UPC de Terrassa.
La relación entre la música y la liturgia cristiana viene de lejos… Háblenos de los orígenes.
Los primeros cristianos se reunían en pequeñas comunidades en las que ya cantaban salmos, y siglos más tarde, fueron musicando sus himnos para los oficios, con el canto gregoriano. Con el tiempo, diferentes compositores han escrito mucha música sacra para ser cantada en la liturgia, hasta llegar a nuestro tiempo, en que muchas de estas piezas aún se utilizan en las celebraciones dominicales y muchas otras son musicadas por el mismo maestro de capilla.
¿Entiende la música sacra como un lenguaje de trascendencia?
Hay muchos tipos de música que pueden acercarnos a Dios, pero hay que ver siempre en qué contexto las encontramos. Una buena interpretación de una pieza sea coral o de órgano hace que el oyente que entra en una iglesia para orar pueda sentir una paz interior que le ayude a elevar su espíritu.
¿Qué cree que aporta la música a la palabra de Dios?
Como decía San Agustín, cantar es orar dos veces. Un canto bien escogido, un salmo bien cantado, un motete de ofertorio adecuado, hacen que la música que se interpreta en la celebración se una a liturgia del día y se convierta en algo diferente. Por eso es muy importante en nuestras celebraciones disponer de un animador del canto que ayude a la gente a participar de éste y hacerlo vivir con más intensidad.
¿Qué función tiene la música dentro de una iglesia?
Motivar la fe del creyente y hacerlo crecer en el Evangelio a través de un canto o una melodía. Como bien nos decía el Concilio Vaticano II, hay que hacer participar al pueblo de la celebración. Con ello tiene un lugar importante la adaptación y la creación de nuevos cantos en la lengua vernácula. La posibilidad de tener un corazón que pueda cantar en las celebraciones, ofreciendo motetes de ofertorio o comunión, así como ayudar a la asamblea a cantar hace que la celebración sea más solemne y el enriquecimiento litúrgico sea mayor.
Entrevista realizada por Òscar Martí para el Full Dominical del próximo 22 de febrero.