Montserrat Viñas: «Siempre he obrado pensando que Dios me ayudaría a tomar las mejores decisiones»
Este año la Iglesia celebra el año de la Vida Consagrada a petición del Papa Francisco, para conmemorar los 50 años de dos documentos importantes del Concilio Vaticano II que afectan a los religiosos

Este año la Iglesia celebra el año de la Vida Consagrada a petición del Papa Francisco, para conmemorar los 50 años de dos documentos importantes del Concilio Vaticano II que afectan a los religiosos. «El Año de la Vida Consagrada es una ocasión para pensar y dar de nuevo sentido a la respuesta que damos a la llamada que hemos oído a seguir a Jesús», comenta Montserrat Viñas, abadesa del Monasterio de Sant Benet de Montserrat desde hace 20 años. La abadesa explica el testimonio de su vocación con motivo del año de la Vida Consagrada.
La vida consagrada
En cuanto a la vida consagrada, Montserrat Viñas apunta a que se trata de un reto concreto y personal para responder a una llamada, a una vocación que no es ni mejor ni peor que cualquier otra, y tendrá sentido en tanto que seamos fieles al mensaje que Jesús nos da en su evangelio. «Estamos llamadas a ser testigos de Jesús, que se hizo uno de nosotros para que también nosotros demos la vida por los hermanos», asegura la abadesa.
50 años de trayectoria profesional
Recientemente, coincidiendo con el año de la Vida Consagrada, Montserrat Viñas ha celebrado los 50 años de profesión: «Celebré los 50 años con mucho agradecimiento y mucha alegría por todo lo que ha significado en mi vida.» La abadesa destaca la importancia que tiene para ella la vida comunitaria: «el hecho de ser comunidad ha sido un puntal que me ha ayudado muchísimo en mi crecimiento humano y espiritual.» Comenta que, a pesar de que 50 años son muchos, y aún haber sido un camino difícil, ha podido vivir en todo momento su deseo más profundo de búsqueda de Dios y de ir entrando en la dinámica del amor sin límites que propone Jesús.
Balance de los 20 años de dedicación a la abadía
Por último, la abadesa, que siempre ha obrado pensando que Dios le ayudaría a tomar las mejores decisiones, destaca su gran aprendizaje. «He aprendido muchísimo. Sobre todo, y curiosamente, he aprendido a obedecer, a escuchar ya ceder. Pero lo más importante de estos años de servicio es haber podido compartir con las hermanas su camino de fe, de crecimiento personal y de entrega a Dios ya la comunidad. «
Entrevista realizada por Òscar Bardají i Martín, para el dominical del próximo 8 de Febrero.