Mons. Planas: «La palia de Romero es demasiado reliquia por una sola persona»

La Parroquia de Santa Ana recibió este presente en una eucaristía presidida por el Cardenal Lluís Martínez Sistach con motivo del reconocimiento por la iglesia del martirio del arzobispo salvadoreño

La Parroquia de Santa Ana acogió el miércoles una eucaristía presidida por el Cardenal Lluís Martínez Sistach con motivo del reconocimiento por la iglesia del martirio de Mons. Oscar Romero.

Romero fue arzobispo de El Salvador y murió mártir celebrando la eucaristía en el hospital donde residía. Justamente el día en que se cumplían 35 años de su martirio, la misa reunió a asociaciones latinoamericanas de Barcelona y los cónsules de países de Latinoamérica y el Caribe.

«Nos hemos reunido para celebrar la Eucaristía hoy que se cumple el 35 aniversario del asesinato del querido Arzobispo de San Salvador Oscar Romero y con motivo del reconocimiento de la Iglesia de su martirio, firmando ayer el Papa Francisco el decreto de este reconocimiento. Óscar Romero fue asesinado el 24 de marzo de 1980 en el altar mientras celebraba la Eucaristía. Con la Eucaristía damos gracias a Dios por la obra buena que comenzó a Óscar Romero y la llevó a cabo», remarcó el Arzobispo de Barcelona.

Entrega de la reliquia

Uno de los momentos más emotivos se produjo al concluir la celebración, momento en que Mn. Enric Planas entregó una palia impregnada de sangre en la parroquia de Santa Ana el día en que Romero fue asesinado. La reliquia fue expuesta públicamente y permanecerá permanentemente expuesta con una escultura de Mons Romero elaborada con tierra de diferentes países latinoamericanos que será inaugurada el próximo 23 de mayo en presencia del Cardenal Sistach.

«Es una reliquia de dos obispos mártires. Yo la he conservado, me ha acompañado muchos años, pero es demasiado reliquia por una sola persona «, expresó Mons. Planas. También asistió a Santa Ana el jesuita Xavier Alegre, que conoció personalmente a Mons. Romero debido a su labor de profesor de teología en la Universidad Centro Americana de El Salvador, y que quiso destacar la evolución espiritual que sufrió el mártir con su compromiso hacia los pobres.

«Lo más interesante de Mons. Romero es el cambio que hizo. Siempre había sido un hombre profundamente piadoso, enamorado de Dios y de Jesús. El asesinato del jesuita R. Grande le hizo darse cuenta de que no era suficiente con amar a los demás «, analizó el padre Alegre.

Así pues, fue un día especial para todos los cristianos, y especialmente por los salvadoreños, por el anuncio de la beatificación del arzobispo de su país, que se produjo mientras en la Cátedra de San Pedro, por primera vez en la su historia, recibió un Papa de aquel continente.

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