Mons. Omella: «Si nuestro corazón no se abre a todos aquellos que sufren, se hace un poco traidor»
Este Martes Santo el Evangelio nos propone seguir a Jesús, ser su amigo, estar cerca de Él, no traicionarlo

¿Qué supone ser un verdadero amigo de Jesús? Omella nos lo recuerda este Martes Santo, día en que Jesús sabe que se acerca el día de su muerte, y sabe que sus amigos le traicionarán. El arzobispo nos anima a no dejar que «nuestros corazones traicionen a Jesús» olvidando el necesitado, actuando de manera egoísta y egocéntrica. Nos invita a seguirle adherirnos a su palabra, a su vida y a su Evangelio, poniendo en práctica el amor hay al hermano.
Reflexión del Martes
La luz y la traición. Jesús sabe que se está acercando su hora. Ante esta situación no quiere huir, quiere estar presente. Sabe también quién lo va a traicionar. Está entre sus amigos más cercanos. Como sucede en la mayoría de traiciones, el más cercano es por desgracia quien te defrauda. El Evangelio de hoy nos propone seguir a Jesús, ser su amigo, estar cerca de Él, no traicionarle. Nos invita a acogerlo en nuestros corazones, siguiendo su ejemplo y su enseñanza.
Podemos quedarnos en un acercamiento a Cristo cumpliendo sencillamente unas devociones, que son una buena cosa, y manteniendo nuestras costumbres religiosas. Pero el verdadero seguimiento de Jesús, es fundamentalmente la adhesión a su palabra, a su vida y a su Evangelio. Y de manera especial, ser capaces de ver el rostro de Dios en la práctica concreta del amor a los más necesitados. Si nuestro corazón no se abre a todos aquellos que sufren, si no se abre al amor del Señor, entonces se hace un poco traicionero. Y muchas veces, detrás de nuestro propio egoísmo, tras nuestras propias posiciones, tras nuestro ser y figurar, nos ensombrece una pequeña traición a Jesús, malvendiéndolo, con nuestro egocentrismo.
No entendemos cómo sus discípulos, que estuvieron tan cerca de Jesús en todos los momentos de milagro y de gloria, pudieron dejarlo solo ante la muerte. Bastaron pocas adversidades, pocas dificultades para que le abandonasen y le traicionasen. ¿No nos sucede algo así también a nosotros que hemos sentido tantas veces su cercanía y amor?
Quizás esta fue una de las sensaciones más profundas de traición en Jesús, el verse abandonado por aquellos que más quería.
No dejemos que nuestros corazones traicionen a Jesús. ¡Abramos el corazón a su presencia! ¡Miremos con ojos atentos tantos y tantos detalles de amor como hay en nuestro entorno! ¡No traicionemos al Señor que nos ama con un amor sin medida!
Hermanos, que Dios os bendiga a todos.