Mons. Omella: «¡Que se abran las puertas de la Misericordia!»

Barcelona se despide del Año Jubilar de la Misericordia con una gran eucaristía presidida por el arzobispo Omella

El arzobispo metropolitano de Barcelona, ​​Mons. Juan José Omella, clausuró el Año Santo Jubilar de la Misericordia, el pasado 13 de noviembre, en una gran eucaristía en la Catedral de Barcelona ​​concelebrada por 82 presbíteros. Entre los sacerdotes, estaba el obispo auxiliar de Barcelona, ​​Mons. Sebastià Taltavull, quien también clausuró el Año de la Misericordia en Mallorca el mismo domingo, y el obispo de Boma, diócesis de la República del Congo, Mons. Cyprien Mbuka Nkuanga, quien se encontraba por aquellas fechas en la ciudad de Barcelona. En la celebración, también participaron 8 diáconos y una numerosa comunidad que llenó toda la catedral.

La puerta de la Misericordia no se cierra

Durante la homilía, el arzobispo Omella dijo que la puerta de la Misericordia «no se cierra. Queda abierta porque seguimos entrando y saliendo, de manera que podamos repartir y compartir la misericordia del Señor». También explicó que este Año Santo «hemos contemplado más detenidamente como el Señor mira los humillados y como nos invita a todos nosotros a mirarlos con ternura, con el mismo amor con que los ama Dios. Y este amor y esta ternura son la belleza con la que se salvará el mundo». Esta belleza que citó Omella la comparó con el libro El idiota, de Fiodor Dostoyevsky, cuando Ippolit le pregunta al príncipe Mischka: «¿Cómo salvará la belleza en el mundo?». En este momento de la obra, el príncipe no dice nada, pero va al lado de un joven de 18 años que está agonizando y se queda allí lleno de compasión y amor hasta que muere. «Con ello Dostoyevsky quiso decir que la belleza es la que nos lleva el amor capaz de compartir el dolor, y que el mundo será salvado hoy y siempre mientras este gesto de amor exista«, defendió Omella.

Emotiva despedida a Mn. Jordi

Al final de la misa, el arzobispo de Barcelona anunció a todos los asistentes que Mn. Jordi Gutiérrez marcha a la diócesis de San Juan Bautista de Calama, en Chile, como misionero. Pidió un gran aplauso por su despedida y pidió que pudieran los padres del cura al presbiterio para que apoyaran a su hijo mientras el bendecía. A continuación, el arzobispo y los padres pusieron a Mn. Jordi una réplica pequeña de la cruz del papa Francisco. Fue un momento muy emotivo para todos los familiares del cura y para todos los asistentes del acto.

El arzobispo Omella insistió mucho en que hay que continuar ejerciendo la misericordia ahora más que nunca e invitó a todos en el último acto Jubilar Diocesano, que se celebrará el próximo sábado, 19 de noviembre a las 18.00 h, en Santa María del Mar.

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