Mons. Omella: «Estamos llamados a ser el buen olor de Cristo»

La Catedral acoge la Misa Crismal con una procesión de entrada por la puerta Santa en este Año Jubilar

Plena expectación había en los alrededores de la Catedral, cuando la procesión de sacerdotes i religiosos salía de la capilla de Santa Llúcia, dirección hacia la Puerta Santa, para la celebración de la Misa Crismal, en este Año Jubilar de la Misericordia. El arzobispo Juan José Omella, acompañado del Obispo Auxiliar Sebastià Taltavull y del Cardenal Lluís Martínez Sistach, entraba en la Catedral para presidir por primera vez esta celebración, en Barcelona, ​​para la bendición y consagración de los santos óleos que reúne todos los sacerdotes de la diócesis.

Con las tres ánforas de los aceites santos -el de los enfermos, el de los catecúmenos y el crisma- reposando en el corazón de la Catedral, se ha iniciado la celebración de la Eucaristía, una misa en la que el obispo Omella pidió especialmente por la unión de todos los sacerdotes, religiosos y religiosas y seglares.

Comunión, fuente de Santidat

«No podemos de ninguna manera perder esta comunión, sino al contrario, incrementarla cada día. Es fuente de santidad y camino esencial de evangelización”. Con estas palabras lo ha proclamado Omella durante la homilía, donde recalcó el papel «imprescindible» de cada uno, en el cuerpo eclesial, el cual debe evitar que entre en los corazones «el demonio de la división, de la discordia, de la envidia o el resentimiento”. En este sentido, recordó las palabras que dijo Jesús y que «hoy nos dice una vez mas»: Amaos los unos a los otros como yo os he amado; perdonaos si alguien tiene quejas contra otro; permaneced en mi amor«.

Óleo contra el mal

Omella ha destacado el significado de los santos óleos en la misión de la Iglesia. Por una parte, el de los catecúmenos, que «ayuda a luchar contra el mal», y que, según ha advertido «en la cultura de hoy, a veces va disfrazado de modernidad, se presenta como «una especie de caridad que propone la verdad». Por ello, El arzobispo ha recomendado «fortalecerse» para mantenerse firme en este «combate» donde las armas son la «negación de uno mismo, el diálogo paciente con el otro, la oración y la misericordia».

Templos del Espíritu

En cuanto al aceite de los enfermos, ha destacado la importancia de «cuidar» la Pastoral de la Salud, una de las prioridades de Dios. «Los pobres y los enfermos son los preferidos del Señor», explicaba. «La Iglesia» pone en manos de los presbíteros esta maravillosa unción unida a la invocación de la ayuda divina”. Sin embargo, ha recordado que «están llamados a ser el buen olor de Cristo», por lo que supone ser ungido con el Santo Crisma, con el que el Señor les ha hecho «templos de su Espíritu, portadores de su presencia transformadora y amorosa». Omella pidió una oración para que el Señor dé acierto a todos en la pastoral juvenil y en la pastoral de las vocaciones.

Oración

Además, ha pedido una plegaria para todos los damnificados en el accidente de autocar, que tuvo lugar el pasado 20 de marzo, y especialmente por todas las víctimas que ha habido en los atentados del aeropuerto y del metro de Bélgica.

Finalmente en la homilía pidió dos cosas. De entrada, por la solidaridad con la Iglesia de Jerusalén, recordando que este Viernes Santo tendrá lugar la colecta para Tierra Santa. En segundo lugar, para que todos los sacerdotes y seglares trabajen por el reino de Dios. Según añadió, «vuestra ilusión y dedicación de las que me hago conocedor, poco a poco, me estimulan cada día más a entregarme sin cansancio por el reino de Dios».

Renovación, bendición y consagración

Terminada la homilía todos los sacerdotes han renovado las promesas sacerdotales, por lo que los presbíteros presentes han respondido, al unísono, «quiero» a las preguntas de renovación de las promesas sacerdotales. Posteriormente, el pueblo fiel rogó por los sacerdotes de la archidiócesis y por el arzobispo, para que sea fiel al oficio apostólico. Seguidamente, se ha llevado las ánforas en el altar y ha bendecido el aceite de los enfermos, y después de la Eucaristía, se ha procedido a la bendición y consagración del aceite de los catecúmenos y del santo crisma, respectivamente.

Aniversario de ordenación

Como cada año, en la Misa Crismal, se felicitó a todos aquellos sacerdotes que este año celebran las bodas de oro y las de plata, los cuales se les ha obsequiado con un libro. El rector del Seminario Conciliar de Barcelona, ​​Mn. José Mª. Turull ha dado las gracias en nombre de todos ellos, con un discurso lleno de agradecimiento, por el camino y el acompañamiento que han tenido y, incluso, perdón por si alguna vez no han cumplido del todo con su misión. Finalmente, pidió una oración para todos, para seguir adelante y para continuar encontrando nuevas vocaciones.

Bodas de oro presbiterales 1966 – 2016

Mn. Víctor Castany Felip

P. Agustí Castelló Castelló, CMF

P. Pere Codina Mas, CMF

P. Josep Lluís Ecay Donazar, SDB

Mn. Joan Masnou Cornet

Mn. Alfred Matas Pericé

P. Ramon Novell Carné, SchP

P. Lluís Recolons d’Arquer, SJ

P. Josep Sugrañes Moliné, SJ 

 

Bodas de plata presbiterales 1991- 2016

Mn. Joan Costa Bou

Mn. Manuel Martínez Maqueda

Mn. Pere Montagut Piquet

Mn. Saturnino Rodríguez Rodríguez

Mn. Josep M. Turull Garriga

Mn. Josep M. Vendrell Madrid


Por último, se ha llevado las ánforas con los santos óleos en el claustro de la catedral donde estarán durante una semana, a la espera de que los rectores acudan con sus crismeras. El arzobispo ha dado por finalizada la celebración, reunido en el claustro con todos los sacerdotes presentes.

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