Mons. Omella: «Avanzar en la Semana Santa significa hacer un ejercicio de acercamiento a Jesús»

El arzobispo de Barcelona dedica unas reflexiones para profundizar en el sentido de la Semana Santa

Durante esta Semana Santa, el arzobispo de Barcelona, Mons. Juan José Omella, dedica unas breves meditaciones a todos los feligreses de la Iglesia de Barcelona, con el fin de ayudar a profundizar en el sentido de estos días santos. Unos días clave y de reflexión en que todos los cristianos se preparan para vivir la pasión, la muerte y la resurrección de Jesucristo.

Este primer Lunes Santo, Omella destaca del Evangelio del día dos enseñanzas: el amor a Jesús, Hijo de Dios, y el amor hacia los pobres con los que Él se identifica. Un amor que se desprende través del acto de su amiga María que en medio de una cena, se arrodillará para lavar los pies a Jesús, y con este gesto mostrará el acercamiento que Jesucristo pide cabeza los más necesitados , en este caso, hacia Él, a punto de dar la vida por nosotros.

Reflexión del Lunes

Con el Domingo de Ramos hemos entrado en la Semana Santa y hoy lunes, siguiendo el Evangelio del día, nos encontramos con la narración de la cena en Betania, en casa de Marta, María, Lázaro y sus amigos. Podemos imaginar esta cena como un momento de distensión, de diálogo y de alegría. Pero esta cena, hoy debe tener un carácter especial. Sus amigas Marta y María están preocupadas por la situación de Jesús. Y María, levantándose de su lugar, se acerca a Jesús y le unge los pies con perfume y se los seca con su propio cabello. Es todo un signo: una amiga a sus pies dándole lo mejor que tiene la casa y poniéndose al servicio de Aquel a quien ama.

Y Judas también está allí, y observa la inutilidad de aquel gesto. ¿No sería mejor dar los tres-cientos denarios a los pobres? Aquella expresión de Judas era una propuesta mercantil. Jesús deja que María siga con su gesto. Aquel ungüento anticipaba el aceite en que Jesús sería ungido antes de su sepultura. Y Jesús añadió: “A los pobres los tendréis siempre entre vosotros. A mí, sin embargo, no siempre me tendréis.”

María era quien había comprendido, desde la amistad, desde el amor, que Jesús debía ser conducido a la muerte y necesitaba más que nunca la compañía, el afecto y la proximidad. Esta mujer se había dejado arrastrar por el amor de Jesús.

Jesús ha estado durante toda su vida pública, presente en todos los pobres que estaban recorriendo los mismos caminos. El Evangelio de hoy, Lunes Santo, nos recuerda dos cosas: una, el amor a Jesús, Hijo de Dios, y dos, el amor a los pobres, con los que Él se identifica.

Avanzar en la Semana Santa significa hacer un ejercicio de acercamiento a Jesús y un ejercicio de aproximación a los más necesitados. Nosotros, cristianos, debemos ver en ellos el Rostro de Cristo que nos pide nuestro cariño, amistad, afecto y la entrega generosa. Así lo hizo María, hermana de Lázaro, acompañando a Jesús en esa cena de amigos.

Hermanos, que Dios os bendiga a todos.

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