Misericordia y fraternidad en la JMJ

Los jóvenes peregrinos, instalados ya con las familias, disfrutan de la esencia de la Jornada Mundial de Jóvenes con un día de 'relax'

Después de una intensa noche y ya instalados con las familias, los aventureros de la JMJ asistieron a una jornada más tranquila que comenzó por la mañana en la parroquia de San Joaquín, a pocos kilómetros de Bochnia. El plan del día era pasar una jornada más relajada para cargar pilas y convivir una experiencia diferente juntos.

Poco a poco, llegaban los peregrinos a esta pequeña iglesia de las afueras de Bochnia, rodeada de casas con techos típicos de la localidad, así como el mismo templo, de madera por fuera y lleno de colores y adornos en el interior. Algunos jóvenes venían caminando y otros acompañados de las familias, que desde su acogida se pusieron a su disposición en todo momento.

Todo a punto para ir a Cracovia

Mientras algunos dormían todavía, comenzó el reparto de la mochila de la JMJ preparada con todo lo que les será útil durante los próximos días, sobre todo en el Campo de la Misericordia. Objetos como una bufanda, un impermeable, un pañuelo, un mapa e, incluso, un CD con el himno oficial, así como libros sobre el evento.

La misa del día estuvo a cargo del obispo de Tortosa, Mons. Enric Benavent, que se reunió con todos los catalanes para aquella ocasión y que, durante la homilía, instó a los jóvenes a abrirse al regalo de la amistad con Dios y al de la fraternidad, que en esta JMJ es uno de los papeles principales: la misma fraternidad y hermandad que se reflejó durante la jornada en la que, mientras unos se echaban una cabezada, algunos jugaban una competición amistosa de fútbol y otros acababan de recoger sus mochilas peregrinas. Los voluntarios polacos, que repartieron la comida a los catalanes y estuvieron pendientes en todo momento de las necesidades de los peregrinos, se ofrecieron para ayudarles en las diferentes necesidades.

Momento para el perdón

El papel protagonista, sin embargo, este año, lo juega la misericordia, por lo que tuvo especial relevancia la Celebración del Perdón de la tarde, en la que los jóvenes aprovecharon para recibir el sacramento de la confesión y vivir, así, en plenitud, el Año Jubilar de la Misericordia. Como dijo antes de partir hacia la peregrinación Mn. Albert Sols, se trata de un año donde todo lo que se le pide a Dios, se concede aún más, como el perdón de los pecados, la gracia de ser exculpado y acogido entre los brazos del Señor.

Antes de que terminara la celebración, las familias ya esperaban en el exterior de la Iglesia de San Joaquín a sus jóvenes inquilinos para terminar el día juntos: algunos fueron directos a las casas con las familia, y otros, al festival de Bochnia o a hacer turismo por la zona.

Fue un día más relajado, pero necesario para los jóvenes, para prepararse de cara al próximo día, con el encuentro ya, finalmente, del papa Francisco en la ciudad de la JMJ 2016: Cracovia.

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