Memoria de los “nuevos mártires” cristianos

El obispo Sebastià Taltavull presidió la oración de memoria de los "nuevos mártires cristianos" organizada por la Comunidad de Sant'Egidio en la Basílica de los Santos Mártires Justo y Pastor

De camino a la Semana Santa, la Comunidad de Sant’Egidio ha hecho memoria de los testimonios de fe que nos han dejado en los tiempos recientes. Son muchos cristianos que en numerosos lugares del mundo han sufrido persecuciones, discriminaciones, privaciones de la libertad religiosa e incluso han perdido la vida. La Comunidad de Sant’Egidio les ha recordado, junto con muchos religiosos y religiosas, sacerdotes y laicos, en una oración ecuménica presidida en la Basílica de los Santos Mártires Justo y Pastor por Mons. Sebastià Taltavull, obispo auxiliar de Barcelona, ​​junto con representantes de las diferentes confesiones cristianas.

Testimonios vivos y anunciadores

El obispo Sebastià en sus palabras invitó a los presentes a orar por nuestros hermanos, que son actualmente perseguidos por causa de su testimonio de fe, y a hacer memoria de aquellos que han arriesgado la vida hasta perderla. «¿Cómo podemos ser testimonios vivos y anunciadores de la misericordia de Dios, ahora y aquí, en las propias circunstancias en los que vivimos?».

En esta memoria se han recordado a las víctimas de cada continente. Francisco recordó que «Hoy, en el siglo XXI, nuestra Iglesia es una Iglesia de Mártires». Lo vemos de manera muy concreta en lo que está pasando Siria, Irak, Yemen, Libia, Nigeria, Pakistán.

Cada continente ha sido representado por una cruz que se ofrecía con el nombre de muchos testimonios concretos. Son testigos desarmados y no violentos que constituyen un escándalo frente a la violencia, la corrupción y el terror. Son lugares donde se mora porque se va a misa, donde iglesias y escuelas cristianas son quemaduras, donde hay amenazas, intimidaciones y asesinatos para que se educan los jóvenes y se alejan de las bandas criminales.

Continentes

Inicialmente se han recordado las cuatro monjas Misioneras de la Caridad, Anselmo, india, Judith, keniana, Marguerite y Reginette, ruandesas, asesinadas en Aden (Yemen) la mañana del 4 de marzo de 2016, junto con 12 personas, en su casa que acogía ancianos y minusválidos. Eran las últimas cristianas que permanecieron en el país atormentado por el terror, por el conflicto y por la miseria.

También se han recordado los 15 cristianos, asesinados en las iglesias católica y anglicana Lahore (Pakistán), el domingo 15 de marzo de 2015, mientras participaban en la misa. Entre ellos, el pequeño Abish, de 11 años, joven adolescente de la escuela de la Paz. Shabhaz Bhatti, Ministro de las minorías, católico, asesinado cuando tenía 42 años el 2 de marzo de 2011.

Mons. Óscar Arnulfo Romero, inolvidable pastor, testigo de paz y amigo de los pobres, asesinado en El Salvador, mientras celebraba la eucaristía está siempre presente en esta memoria. Este año será beatificado en San Salvador y obra la memoria de muchos otros que han dado su vida en el continente americano, muchos asesinados por la violencia difusa, por la codicia del dinero, porque estaban indefensos en barrios peligrosos. William Qijano, joven de la Comunidad de Sant’Egidio, fue asesinado cuando tenía 21 años en El Salvador, por haber salvado muchos niños de la violencia de las maras.

En África, han sido muchos los religiosos y religiosas, sacerdotes y laicos que han perdido la vida trabajando por la paz, sirviendo a los pobres, curando a los enfermos. Se han recordado los religiosos y las religiosas de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, que dieron la vida por estar al lado de los enfermos de ébola en el hospital de San José de Monrovia (Liberia) o Lunsar (Sierra Leona). El hermano Miguel Pajares, de 75 años, y el Hermano Manuel García Viejo, de 69 años, murieron entre agosto y septiembre de 2014 y hacía más de 30 años que estaban en África junto a los enfermos. Floribert Bwana Chui, joven de la Comunidad de Sant’Egidio en Goma, fue torturado y asesinado por haberse opuesto a la corrupción y la idolatría del dinero en nombre del Evangelio y de los pobres.

Los testimonios de la fe del siglo XXI son mujeres y hombres que nos muestran la fuerza de la resistencia al mal hasta dar la vida. Cada uno de los nombres que se escucharon, con la lámpara que se encendió, nos recordaban que juntos formamos parte de una única familia que practica el Evangelio de la paz.

Fuente: Comunidad de Sant’Egidio

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