Martínez Sistach publica «Un cardenal es confessa»
El arzobispo emérito de Barcelona presenta este nuevo libro un año después de su renuncia y justo a punto de cumplir ochenta años

El cardenal Lluís Martínez Sistach presenta sus «confesiones» en el libro Un cardenal es confessa (Un cardenal se confiesa), donde explica la trayectoria personal y los momentos más cruciales de la diócesis de Barcelona cuando estaba al frente entre los años 2004 y 2015.
Esta semana, la Facultad de Comunicación y Relaciones Internacionales Blanquerna-URL ha acogido la rueda de prensa del nuevo libro del cardenal, donde también han participado el Editor de Proa, Josep Lluch, y el decano de la Facultad, Josep Maria Carbonell.
Confesiones particulares
El libro son unas conversaciones con el periodista Jordi Piquer, responsable durante muchos años de la sección de Religión de La Vanguardia y de los Medios de Comunicación del Arzobispado de Barcelona, que rememoran la bibliografía y las memorias del cardenal con confesiones particulares. Al mismo tiempo, cuenta la transformación de la sociedad y los retos pendientes de la Iglesia.
La publicación se inicia con el impacto de la elección del nuevo papa Francisco, en el que el cardenal participó, y también se habla del papa Benedicto XVI, destacando la visita que hizo a Barcelona para la dedicación de la Sagrada Familia en 2010. «La Sagrada Familia tiene impacto en los vecinos porqué que la basílica atrae a millones y millones de personas«, recuerda Sistach en el libro.
También confiesa que ser obispo de la Acción Social de la Iglesia «te ayuda a conocer más la realidad de los pobres en un país del primer mundo como el nuestro […] consecuencia de la crisis económica, la pobreza se ha hecho más intensiva, más extensiva, más profunda, más crónica y más autóctona«. El arzobispo emérito destaca la función de Cáritas diocesanas y parroquiales y de otras instituciones de la Iglesia que presentan diferentes servicios. «Se dice que hemos salido de la crisis económica, pero la verdad es que perviven todavía muchas de sus consecuencias negativas para muchísimas personas y familias», explica. También valora como mal ejemplo algunas de las decisiones de la Unión Europea. «El espectáculo que muchos países han dado en el mundo no ha sido nada ejemplar con relación a los refugiados que han buscado acogida a consecuencia de la guerra y también de las persecuciones religiosas«.