Maestra de Amor

Entrevista a María Teresa Cortina, quien explica sus memorias con Rosa Deulofeu

M. Teresa Cortina conoció a Rosa Deulofeu raíz de la preparación de «l’Aplec de l’Esperit» que se celebró en Manresa en 1991. Aquel Encuentro, que tenía como lema «Jóvenes en la Iglesia, testigos en el mundo «, hizo que naciera, creciera y arraigara entre ellas una amistad que las hizo, desde el principio,» más que amigas, hermanas «. M. Teresa, que tiene una disminución del 90% debido a la esclerosis múltiple que padece, asegura que se siente «hija amada de Dios».

¿Cómo definiría el testimonio de Rosa?

Su testimonio se basaba en la confianza, la fe, la oración, la sonrisa, la alegría y la fidelidad a Jesucristo ya la Iglesia… Rosa transmitía y contagiaba ilusión, convencimiento, entusiasmo… con el su sonrisa y su mirada luminosa, expresiva, comunicativa. Hacía cierto el dicho «la mirada es el espejo del alma». Rosa fue un verdadero don de Dios, todo un signo que Dios sigue amando la Iglesia y sus jóvenes y no tan jóvenes.

¿Por qué era una maestra de oración?

Vivía enamorada y comprometida con María y su sí. Recuerdo el día que, temblorosa, me comentó que el cardenal Carlos le había propuesto que fuera la delegada de pastoral de juventud. Se hizo la pregunta: «¿Y ahora qué hago? ¿Qué debo hacer?», Como se la hizo también María. Siempre tenía presente su querido Padre Nuestro, «la oración que nos ha hecho el regalo de conocernos y amarnos, que siga uniendo nuestras vidas y nuestro caminar» -decía.

¿De qué le está más agradecida a Dios?

Del gran amor y confianza que me tiene y que me manifiesta; de la presencia serena y constante que me acompaña y me empuja. Para mí, nada es casualidad, sino presencia amorosa de Cristo que me sale al encuentro.

Entrevista realizada por Òscar Bardají i Martín para el Full Dominical del 25 de septiembre.

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