Los peregrinos visitan Auschwitz
Los jóvenes catalanes recorren la historia de la II Guerra Mundial en el primer día de visita y conocen la localidad natal de Juan Pablo II

El primer despertar de los peregrinos de la JMJ en Polonia prometía, ni más ni menos, que por la primera visita del día: Auschwitz, un lugar obligado por la huella que ha dejado en la humanidad. Esta primera parada ha captado el corazón de los jóvenes catalanes que esperaban con ganas, pero con cierto respeto, conocerlo de cerca.
Después de desayuno en el pabellón deportivo de Czestochowa, organizados por grupos de autocares, los jóvenes han comenzado a hacer vía hasta la localidad de Oswiecim. Se trata de una de las poblaciones más antiguas de Polonia, del siglo XII, la cual quedó marcada por los trágicos años de la Segunda Guerra Mundial, ya que fue aquí donde los nazis aprovecharon para edificar los dos campos de concentración y exterminio: Auschwitz y Auschwitz II- Birkenau.
En poco más de una hora de recorrido, los peregrinos han llegado a la entrada de Auschwitz, construido en 1940, en un principio para prisioneros políticos polacos, aunque, en poco tiempo comenzaron a llegar miembros de la resistencia, intelectuales, homosexuales, gitanos y judíos.
Experiencia sobrecogedora
Los jóvenes, que durante el trayecto de autocar habían visualizado diferentes vídeos sobre testigos de los campos de concentración, se lo contaban entre ellos y hablaban de otros relatos que conocían gracias a la escuela, los libros o las películas. Una de las historias era la de San Maximilian María Kolbe, un sacerdote franciscano, misionero y periodista, que fue detenido por las SS a raíz de su ideología y encarcelado en Auschwitz. Este continuó actuando clandestinamente como sacerdote en el campo para los prisioneros, hasta que un día, se intercambió por un padre de familia que iba a ser ejecutado. Kolbe fue enviado al barracón 11 donde fue torturado en ayunas obligado y después de tres semanas, asesinado con una inyección de fenol.
Testigos como los de San Maximiliano, Primo Levi, Ana Frank… son los que los jóvenes visualizaron, una vez traspasada la puerta metálica y caminando entre barracones, viendo cada uno de esos puntos por los que pasaron tantas y tantas víctimas del exterminio nazi. Aun así, el mayor campo fue Auschwitz II-Birkenau, donde continuó la visita por las largas hectáreas de tierras, con restos amargos como las cámaras de gas o los crematorios. Este campo fue construido como parte del plan principal de la Alemania nazi que llamaban «la Solución Final», un campo planteado para acabar de forma rápida y sistematizada con toda la raza judía. Un recorrido que se convirtió en una lección para la moral de los jóvenes, que recorrieron las largas extensiones de Birkenau, desde la entrada hasta el final, compartiendo opiniones e impresionados por el daño que el ser humano puede llegar a hacer.
En los orígenes de san Juan Pablo II
Por la tarde, la cita la tenían con el pueblo natal de San Juan Pablo II, Wadowice, donde los peregrinos visitaron la Iglesia de la Santísima Virgen María, donde se encuentra la pila bautismal donde fue bautizado el mismo Juan Pablo II.
Ya hacia el atardecer, todos se reunieron en una misa celebrada por el arzobispo de Tarragona, Mons. Jaume Pujol, y a la que también acudió el arzobispo de Barcelona, ​​Mons. Juan José Omella. Éste, al principio de la celebración, pidió a todos los presentes que cantaran un «feliz cumpleaños» para todos los Santiagos o Jaimes que el 25 de julio celebran el día de su onomástica y, de paso, también, a un joven que cumplía 18 años. Tras la celebración, todos juntos, obispos incluidos, terminaron la velada cenando en el polideportivo.