Las Olimpiadas de la fe
Monaguillos y monaguillas de toda la diócesis participaron en una gincana deportiva con motivo de la festividad de su patrón, San Tarcisio, llegando a convertirse en auténticos atletas de Cristo
El Seminario Menor de Barcelona convocó una jornada lúdica para celebrar el encuentro anual de monaguillos y monaguillas, recordando a su patrón: San Tarcisio. «Hemos arrancado recordándolo y les hemos indicado cómo la disponibilidad que el santo tenía la queríamos hacer llegar con la diligencia propia de los atletas de Cristo», explicó Mn. Turull, rector del Seminario. Por medio de la distracción y del esfuerzo, 70 jóvenes monaguillos han podido descubrir, en este año teresiano, el esfuerzo del camino cristiano de la fe. Y lo han hecho gracias a seis pruebas «olímpicas» y deportivas organizadas por los seminaristas del Seminario Mayor siguiendo el lema ‘Verdaderos atletas de Cristo’.
Diversión con esfuerzo
Entre estas pruebas físicas, estaba el juego de los bolos, un poco transformado: los niños tenían que tirar, con balones de baloncesto, botellas de 2 litros de agua. Estas mismas pelotas han servido para otra prueba: la de baloncesto, que consistía en jugar al KO, un juego de eliminación. El hockey también ha estado presente con un recorrido en relieve que debía terminar en gol en una portería improvisada. Más preparada estaba la prueba de la puntería: los monaguillos debían acertar y meter la pelota de ping-pong dentro de alguno de los recipientes. Sin embargo, la prueba estrella fue el futbolín hinchable que animó a pequeños y mayores.
Misa con los monaguillos
Una vez finalizada la gincana y antes de entregar los premios a los ganadores, el ritmo frenético y estimulante se transformó en calma y tranquilidad en una eucaristía presidida por Mn. Turull. Y es que todos los alumnos tienen un papel importante de colaboración en las celebraciones litúrgicas. Pero, en definitiva y gracias a la misa, Jesús fue el mejor premio que recibieron los atletas de Cristo.
