Las cofradías y hermandades, unidas en la fe en la Sagrada Familia

La oración es el centro y base de estas comunidades que celebraron juntas la eucaristía con motivo de la Jornada de Germanor, presidida por el Cardenal Sistach

Dos años después de la primera eucaristía con todas las hermandades y cofradías, a iniciativa del Cardenal Sistach, éstas se han vuelto a encontrar un año más para unir lazos de amistad entre ellas en una eucaristía en la Basílica de la Sagrada Familia. Presidida por el Administrador Apostólico y concelebrada por Mons. Sebastià Taltavull y Mn. Gregori Manso, delegado diocesano de cofradías y hermandades, la misa comenzó con la entrada de los ‘Simpecado’ de todas las cofradías y hermandades que participaron en la celebración.

La oración, esencia de las cofradías

En su homilía, el Cardenal Sistach recordó que ser cofrade significa ser un buen cristiano: «El formar parte de una Cofradía o de una Hermandad debería ayudarnos a dedicar unos momentos cada día en la oración. (…) Ser cofrade, ser hermano, debe ayudar a vivir más intensamente el sacramento del Bautismo que nos hace hijos de Dios, debe dar también un empuje para avanzar en la oración, en la piedad, en la entrega generosa al servicio de la Iglesia, de la parroquia, de la Cofradía y de la Hermandad».

Pero no sólo dedicó su homilía a las cofradías y hermandades, también recordó que justamente este domingo se celebraba la Jornada de Germanor. Bajo este pretexto, el Administrador apostólico de Barcelona pidió la colaboración de todos los diocesanos en las tareas de mantenimiento de la Iglesia de Barcelona: «Juntos tenemos que mantener la Iglesia. La Iglesia no es rica ni lo debe ser. Pero debe atender muchas necesidades pastorales y sociales y debe poder disponer de los medios económicos necesarios».

Mensaje final de Mn. Gregori Manso

Al final de la celebración, el delegado de cofradías y hermandades del Arzobispado de Barcelona, ​​Mn. Gregori Manso, dedicó unas palabras de agradecimiento al Cardenal Sistach por sus casi 12 años de trabajo al frente de la archidiócesis: «Nos habéis cuidado, atendido y aconsejado muy bien. No quiero decir adiós porque seguiréis por aquí y nosotros os necesitamos. Gracias «.

Posteriormente, San José de la Montaña y la imagen de la Macarena de Barcelona se encontraron en la nave central de la Basílica.

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