La solución a todos los problemas
El Papa Francisco ha detallado los ingredientes básicos para resolver los conflictos en la Iglesia. Ahora, sólo hay que ponerlos en práctica

Con la confrontación, la discusión y, sobre todo, rezando. Esta es la receta del Papa Francisco para resolver los problemas de la Iglesia. Lo dijo en la reflexión previa al Regina Coeli de este domingo en la Plaza de San Pedro. Y razón no le falta.
Confrontación
Los problemas no se pueden ignorar. No podemos fingir que no existen. La mejor solución es enfrentarnos a ellos, determinando cuál es su magnitud y el impacto que pueden llegar a tener en nosotros si no los solucionamos.
Ya en el inicio de la Iglesia surgen las primeras tensiones y disensiones. «Cuando el cristianismo se abre al ámbito cultural helenista (griego) llega la falta de homogeneidad y surgen las primeras dificultades», ejemplifica el Papa Francisco. Es entonces cuando hay un descontento general, lamentaciones, sufrimiento y malestar. Una vez se ha decidido que se quiere hacer frente al problema, se pasa al siguiente paso.
Discusión
«Hablando, la gente se entiende». Esto narra el dicho popular y ésta es, según el Papa Francisco, una manera de solucionar los conflictos en la Iglesia. Se debe entrar en un diálogo entre los implicados, un debate sincero entre las partes.
Los apóstoles, con el problema antes citado, deciden debatir todos juntos y llegar a una subdivisión de las tareas entre ellos y la comunidad: ellos se dedicarán a la oración y al ministerio de la Palabra, mientras siete hombres, los diáconos, se encargarán del servicio en las mesas para los pobres. «Es bonito este diálogo sincero entre los pastores y los fieles», expresa el Papa Francisco.
Rezar
Es la base para superar todos los problemas. Da luz y claridad, nos inspira a tomar el camino de la paz y la armonía. En el Evangelio de San Mateo se nos dice: «Pedid y se os dará». También San Agustín escribió «Id al Señor mismo y llamad con tu oración a su puerta, y pide, y vuelve a pedir… Se levantará y te socorrerá: está deseando dar». Por lo tanto, Dios nos ayudará a encontrar solución a nuestros problemas. El Señor conoce todos los detalles específicos de la vida y la personalidad de los participantes de nuestras batallas, así como lo que nos espera en el futuro. Nuestro conocimiento es limitado, pero si estamos dispuestos a confiar en Él, disfrutaremos de la mejor solución posible.