La Sagrada Familia, nuevo icono del Atrio de los Gentiles
La música y la poesía, escala entre los hombres y Dios La multitudinaria sesión final del Atrio de los Gentiles en la gaudiniana basílica de la Sagrada Familia, con cerca de cinco mil personas, convirtió este singular templo, el pasado viernes 18 de mayo de 2012, en un nuevo icono del Atrio de los gentiles. [...]

La multitudinaria sesión final del Atrio de los Gentiles en la gaudiniana basílica de la Sagrada Familia, con cerca de cinco mil personas, convirtió este singular templo, el pasado viernes 18 de mayo de 2012, en un nuevo icono del Atrio de los gentiles. Si la ingente multitud de turistas que visita cada día el bosque de columnas que se elevan al cielo proclamando la gloria de Dios ya se dejan arrebatar por la belleza de la catedral de Europa, los asistentes al acto final del Atrio –El diálogo de las voces: poesía y música en la SagradaFamilia–vivieron rodeados de voz, música, canto, poesía y belleza las casi tres horas de esta jornada final.
Primer diálogo: la Palabra de Dios
El primero de los diálogos fue el de las Escrituras. Ester Romero y Francesc Figueras proclamaron los textos del primer libro del Génesis y el prólogo del Evangelio de San Juan, al que siguieron, como una lectio, las palabras – en castellano – del Cardenal Ravasi, presidente del Pontificio Consejo para la Cultura. En su parlamento, el Cardenal Ravasi dijo: «Este es el mismo diálogo que sostiene el Atrio de los Gentiles, un espacio abierto donde los distintos logos, los discursos, se pueden escuchar y confrontar, precisamente como ha sucedido estos días en Barcelona. El diálogo encuentra su culmen gracias a este lenguaje universal del corazón y la mente que es la música. Esta quiere ofrecer, a creyentes y no creyentes, un diálogo supremo con lo infinito y eterno, el Ultra y el Otro respecto a las palabras y los sonidos cotidianos, de las que ella misma forma parte. El judío Elie Wiesel, Premio Nobel de la Paz, evocaba la misión que tuvo Jacob en Betel: los ángeles le pusieron una escalera que unía el cielo y la tierra, y subían y bajaban uniendo a Dios y los hombres. Cuando los ángeles regresaron al cielo, concluía Wiesel, se olvidaron de retirar esa escalera».
La presencia e intervención de Montserrat Caballé fue el punto final de esta primera parte.
Segundo diálogo: los teólogos
Este primer diálogo fue seguido de las intervenciones de los teólogos Dr. Santiago del Cura, de la Facultad de Teología del Norte de España-Burgos, Universidad Pontificia de Salamanca, que habló de la belleza como reflejo de Dios y vía de acceso a su contemplación, y Dr. Armand Puig Tàrrec, decano presidente de la Facultad de Teología de Cataluña, que detalló el templo de la Sagrada Familia como expresión simbólica del misterio cristiano.
Tercer diálogo: la poesía
Seguidamente fue la hora del diálogo de la poesía con las intervenciones de David Jou, poeta y profesor de física de la materia en la UB, y de Gemma Gorga, poetisa y profesora de filología en la UB.
Cuarto diálogo: la música
Cori Casanova fue la encargada de presentar la música como diálogo. «Sin diálogo no hay música», dijo, poniendo el énfaisis en el hecho de que los cantores, al encontrarse para cantar, ya dialogan porque cada uno renuncia a algo de sí mismo, expresión de la voluntad de encontrarse conel otro para el bien común de la ejecución de la pieza musical. Casanova añadió: «Las cantorías de la Sagrada Familia son ya hoy un Atrio de los Gentiles bien vivo».Este diálogo musical pretendía aprovechar las capacidades acústicas de las cantorías de la Sagrada Familia «tal como Gaudí las imaginó».Así, los músico situados en las fachadas del Nacimiento, la Pasión y la Gloria, más el coro de voces de niños en la cantoría sobre el presbiterio, entraron en diálogo musical.Cerca de 700 cantores interpretaron ocho piezas, antiguas y modernas, agrupadas en bloques de significado teológico. Así, para expresar la alabanza a la Trinidad desde la basílica de la Sagrada Familia se interpretó «Alta Trinità beata» (anónimo del s. XVI) y «Sanctus-Benedictus» de Josep Vila (s.XXI); María, madre de Cristo, fuecantada con «Ave, maris stella» (canto gregoriano) y «Tota pulchra es, Maria», de Maurice Deruflé (s. XX), Jesús, el hombre de dolores, fue alabado con el canto de «O vos omnes», de Tomás L. de Vitoria (s. XVII) y con la interpretación de «Uvas y espigas», de Verdaguer y Nicolás (s. XIX). Finalmente, desde la fachada de la Gloria se cantó a la Pascua eterna con la interpretación del «Regina Coeli» de Joan Cererols (s. XVII) y la pieza de Bernat Vivancos, compuesta para la ocasión y estrenada ese día «Avui ésel día que ha fet el Senyor», donde las voces de todos los cantores a la vez se fusionaron en una magistral interpretación que emocionó vivamente a los asistentes.
El cardenal Lluís Martínez Sistach dirigió unas palabras conclusivas de agradecimiento a todos los involucrados en la organización del acto y remarcó el valor del diálogo entre creyentes y no creyentes que ha sido por unos días la Barcelona del Atriode los Gentiles.El canto del «Hallelujah» del oratorio El Mesías de G. F.Händel fue el colofón de este acto final en la basílica de la Sagrada Familia, nuevo Atrio de los Gentiles en nuestro mundo contemporáneo.
Fotos: Ramon Ripoll