La proyección internacional del Cardenal Vives y Tutó
[Flama.info] Este fue el título de la conferencia que ayer, 24 de abril, fray Valentí Serra de Manresa, archivero de los capuchinos y colaborador científico de la Facultad de Teología de Cataluña pronunció en el Aula I de la esmentada institución docente. Tras unas palabras de saludo del Dr. Amand Puig, decano-presidente, fue presentada la [...]

El capuchino Josep de Calassanç Vives y Tutó, nacido en la población de Sant Andreu de Llavaneres el día 15 de febrero de 1854, fue promovido al cardenalato por el Papa León XIII el día 19 de junio de 1899, cuando Calassanç de Llavaneres sólo tenía 45 años. El capelo cardenalicio le fue concedido, por decirlo lisa y llanamente, laboris causa, pues era un eclesiástico muy conocido y querido en Roma papal por su gran capacidad de organización y de trabajo, que fue puesta especialmente de relieve en la coordinación del Primer Concilio Plenario Latino-Americano celebrado en Roma en 1899. El cardenal Vives y Tutó, que colaboró ​​muy directamente con el papa san Pío X, especialmente en la lucha contra el modernismo teológico, acabó sus días en Monteporzio, cerca de Roma, el día 7 de septiembre de 1913 cuando aún no había cumplido los 60 años, con una vida auténticamente consagrada al servicio de la Iglesia.
A lo largo de la conferencia, fray Valentí Serra quiso señalar que, desde Roma el cardenal Vives estimó y sirvió la Iglesia de nuestra casa, y desde el lugar privilegiado que ocupaba junto al Papa como confesor y asesor, hizo lo posible para favorecer pastoralmente la Iglesia de Cataluña. Por ejemplo, evitar que en 1902 fueran suprimidas las diócesis catalanas que no eran capital de provincia, tal como pretendía el gobierno centralista de Madrid, y en 1909 impidió que su buen amigo el obispo Josep Torras i Bages fuera trasladado de Vic a Burgos, y luchó tenazmente para que no se impusiera el decreto del conde de Romanones que obligaba a las escuelas catalanas a enseñar el catecismo en castellano.
El cardenal Vives, además de organizar y estructurar la actual Congregación de Religiosos en 1908, aún encontró tiempo para ejercer de cardenal protector de 68 institutos religiosos, muchos de ellos nacidos en el pujante dinamismo eclesial de la Cataluña del siglo XIX. Pero es aún mucho más sorprendente que encontrara tiempo para escribir tan gran cantidad de obras que, en su momento, le valieron un prestigio internacional colocando la figura del cardenal de Llavaneres entre los principales escritores eclesiásticos de nuestro país, con publicaciones editadas en diversos países como Alemania, Italia o Francia. A propósito de la aportación de Vives y Tutó a la teología y al franciscanismo (que también ayudó a la proyección internacional de Vives y Tutó), fray Valentí Serra prometió un artículo para la Revista Catalana de Teología donde, además de un balance sobre la significación de la obra teológica de Vives y Tutó, figurará la relación completa de todas las obras publicadas por el cardenal de Llavaneres, conservadas en la Biblioteca Hispano-Capuchina de los frailes de Sarrià.
A raíz de la muerte de Vives y Tutó, la figura del cardenal de Llavaneres fue comparada a la de san Jerónimo por su ascesis y capacidad de trabajo, y en la de San Ramón de Penyafort por su proyección internacional y por el valioso servicio eclesial junto a los papas. La conferencia, acompañada de expresivas imágenes, ayudó a valorar debidamente el magnífico servicio que el cardenal Vives prestó a nuestra Iglesia a modo de «embajador catalán y nuncio romano».