La Mina acogió una misa gitana por el beato gitano Cerefíno Giménez

[Secretariado de Pastoral Gitana] La Mina acogió una misa gitana por el beato gitano Cerefíno Giménez Medio centenar de personas asistieron, el pasado día 8 de mayo, en la Misa Gitana que, con motivo de la festividad del beato gitano Ceferino Giménez, organizó el Secretariado de Pastoral Gitana del Arzobispado de Barcelona, ​​que este año [...]

[Secretariado de Pastoral Gitana]

La Mina acogió una misa gitana por el beato gitano Cerefíno Giménez

Medio centenar de personas asistieron, el pasado día 8 de mayo, en la Misa Gitana que, con motivo de la festividad del beato gitano Ceferino Giménez, organizó el Secretariado de Pastoral Gitana del Arzobispado de Barcelona, ​​que este año tuvo como marco la Parroquia de la Virgen de las Nieves, en el barrio de la Mina de Sant Adrià de Besòs.

Numerosas familias gitanas de la diócesis se reunieron para celebrar la fiesta del «Pelé», nacido en Lerida en 1861 y asesinado en Barbastro en 1936, terciario franciscano y adorador nocturno, que fue beatificado por Juan Pablo II en 1997.

La celebración estuvo presidida por Mn. Joan Muñoz y concelebrada por el rector, el P. Ramon Muray, SDB. También se hicieron presentes, los religiosos del barrio, otro salesiano, un escolapio y cuatro religiosas del Sagrado Corazón de Jesús. En su homilía Mn. Muñoz, presbítero gitano, propuso «el tío Pelé» como modelo de vida cristiana y gitana: «Pasó por el mundo comprometido con su fe, viviendo a través de la Eucaristía y la oración, siendo un buen padre de familia, ayudando gitanos y no gitanos en lo que podía y poniendo paz donde se le pedía que hiciera de mediador. Por eso fue asesinado, al intentar salvar un sacerdote que unos milicianos querían detener».

En las oraciones de los fieles los gitanos pidieron espontáneamente para que los jóvenes gitanos tengas las oportunidades que les permitan demostrar las capacidades que Dios les ha dado. La celebración estuvo animada por la música gitana de Rafael Reyes y Rafael Gil, al canto, y de Juan Manuel Vargas, al toque. De nuevo, espontáneamente, algunas gitanas bailaron al final de la Eucaristía. Posteriormente tuvo lugar un momento de hermandad entre los asistentes.

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