La joya del Nacimiento de Jesús
La fachada del Nacimiento de la Sagrada Familia representa la Navidad como el triunfo de la vida

Antoni Gaudí sólo vio construida una de las cuatro fachadas de la Sagrada Familia: la fachada del Nacimiento de Jesús, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2005. Esta tiene una simbología totalmente navideña ya que está pensada como el despliegue de la Navidad entendido, no sólo folklòricament ni cómo la tradición catalana manda, sino también teológicamente.
La alegría del Nacimiento
Gaudí pretendía que todas las personas de la ciudad se sintonizaran con esta fachada. Por este motivo, contiene todas las escenas típicas de la Navidad. Por ejemplo, en medio del portal central de la Caridad se encuentra representado el Nacimiento de Jesús con las figuras de María, José, el Niño, el buey y la mula, rodeados todos ellos por los Reyes de Oriente y los pastorcillos. Esta escena tradicional representa una Navidad de alegría y júbilo ya que aparecen pájaros, patos y otros animales y plantas que configuran la flora y la fauna navideña.
El bien sobre el mal
Toda la fachada representa el triunfo del bien sobre el mal, la gracia sobre el pecado y el Dios de la misericordia contra todo aquello que pretende deteriorar su plan salvador. Por este motivo, la fachada está construida encima de unas columnas que tienen en la parte inferior unas tortugas de tierra y de agua. Estas ligan con unos camaleones situados en las puntas de la fachada y una serpiente que hay en la parte central inferior. El conjunto de estos elementos representa el diablo vencido por el amor que ha dado Jesús.
La alegría de vivir
La fachada expresa, tanto arquitectónicamente como simbólica, la alegría de vivir. Después de ir desde el Nacimiento a la Anunciación, hacia la Coronación de la Virgen, en lo más alto se encuentra un gran ciprés, el árbol del paraíso de la vida. Este contiene 21 pájaros blancos que representan los justos que han llegado a la Gloria del Cielo. Además, el árbol está coronado con una cruz en forma de T, simbolizando Dios Padre, con unas diagonales sobre él en forma de X, que es la simbología del nombre de Cristo y, finalmente, una paloma sobre la T con las alas abiertas en el alusión al Espíritu Santo.