La inocencia de la desnudez
La Catedral de Barcelona, desde el claustro hasta el coro, reúne numerosas pinturas y esculturas que ensalzan el desnudo del cuerpo humano

La desnudez es tratada por la religión con mucho respeto e inocencia ya que el cuerpo humano es creación divina. Prueba de ello son las múltiples pinturas y esculturas dedicadas a algunos santos que se pueden encontrar en la Sede del Obispo. De desnudos hay de muchos tipos: desde la desnudez como juego hasta la desnudez totalmente tapada por el pelo como San Onofre o María Magdalena. Los artistas de estas creaciones, sin embargo, siempre disfrutan representando estas escenas de exaltación de la naturaleza y la creación de Dios.
San Onofre y Santa María Magdalena, patrones de los peluqueros
En la imagen de Santa María Magdalena, sujetando entre sus manos una pequeña ánfora dentro de la cual estaría el perfume que vertió en los pies de Jesús poco antes de su crucifixión, se la ve con una larga cabellera que le recorre todo el cuerpo. Santa María Magdalena era venerada por las mujeres «arrepentidas» o pecadoras. Además, María Magdalena puso sus desbordantes cabellos en los pies de Jesús para secarlos de sus lágrimas. Es así como se convierte en la patrona de los peluqueros.
Lo mismo que San Onofre, un santo que era tan peludo que no necesitaba ir vestido. Su vida se resume en un cuadro -antes, antependio- que hay en el Museo Capitular. Allí se puede ver cómo comparte con San Antonio Abad pasajes en el desierto.
Pero estas no son las únicas representaciones de la desnudez en la Catedral. El coro muestra varios tipos de desnudez: desde un niño bañándose hasta dos chicas que bailan o músicos desnudos pasando por la desnudez en el juego, donde se puede comprobar cómo los jóvenes tiran de una cuerda a ver quién tiene más fuerza.