La Iglesia, junto a los discapacitados psíquicos
La Delegación de Pastoral de la Salud organizó una ponencia, a cargo de una hermana hospitalaria del Sagrado Corazón, sobre cómo acoger, escuchar y sanar a los que sufren alguna enfermedad relacionada con la salud mental

¿Cuál es o debería ser la tarea de la Iglesia hacia los discapacitados psíquicos? La Delegación de Pastoral de la Salud preparó una conferencia que respondiera a esta pregunta a cargo de Ana María Domene, hermana hospitalaria del Sagrado Corazón. En esta ponencia, basada en la experiencia de la religiosa, se abordó el trato humano y asistencial que deben recibir estos pacientes y cómo se les ha de evangelizar a pesar de su discapacidad. Y es que la necesidad de una pastoral de salud mental existe: sólo hay que cerciorarse de los hospitales y centros dedicados a este tipo de enfermedades.
¿Qué haría Jesús?
La charla se dividió en tres puntos: una mirada y reflexión sobre el enfermo y el mundo del sufrimiento psíquico, otra sobre la contemplación y lectura de la actuación de Jesús como buen samaritano y unas pinceladas sobre la pastoral psíquica. La religiosa también aportó las claves para acoger, escuchar y sanar siempre anunciando Jesús y haciendo a los enfermos partícipes del Reino de Dios. En este aspecto, está avalada la labor de las hermanas hospitalarias, que hace tres días recibieron la Medalla de Oro al Mérito Cívico del Ayuntamiento de Barcelona.
«Desde el Señor vamos al encuentro del enfermo y en el enfermo nos encontramos con el Señor», destacó la Hna. Ana María Domene, quien añadió que «nuestra visión del enfermo es la de ser figura e imagen de Jesús y, por ello, necesitamos una mirada limpia de amor y de fe; con esa mirada podremos reconocerlo en el rostro de los enfermos (…) porque el enfermo es un Evangelio viviente».