La fiesta del bautismo es la fiesta de la confesión

Cuando a un joven matrimonio le nace un bebe, fruto de su amor, preparan con todo el cariño del mundo, con todo los detalles posibles, la celebración de sacramento y la fiesta familiar que suele seguirle. Es un día de fiesta, de gozo y de alegría. Sin embargo, para no pocos cristianos, la celebración del [...]

Cuando a un joven matrimonio le nace un bebe, fruto de su amor, preparan con todo el cariño del mundo, con todo los detalles posibles, la celebración de sacramento y la fiesta familiar que suele seguirle. Es un día de fiesta, de gozo y de alegría. Sin embargo, para no pocos cristianos, la celebración del sacramento de la confesión, de la penitencia o de la reconciliación, no son precisamente días de fiesta. Demasiados miedos, dolor por las faltas cometidas, a menudo ministros poco capaces de mostrar la misericordia del amor de Dios, demasiadas malas experiencias de jóvenes o adolescentes cuando a menudo la confesión se limitaba a: ¿cuantas veces? o ¿con quién?. Demasiados miedos a nosotros mismos, a nuestro silencio, a nuestras preguntas íntimas sin contestar, etc.

El aire nuevo del Papa Francisco ha iluminado esta íntima unión sacramental entre el bautismo y la reconciliación: nacidos hijos de Dios, en el bautismo, nos acercamos al mismo padre que nos ama, con la ternura de una madre, para decirle que no somos perfectos, y que, a menudo, metemos la pata. Para el Papa Francisco: la fiesta del bautismo es, también, la fiesta de la confesión. Así lo expresó en su catequesis en la Plaza de Sant Pedro frente a miles de peregrinos.

Nuestro bautismo, nuestro segundo cumpleaños

El Papa Francisco no ha dejado de sorprender. A los miles de peregrinos reunidos en la Plaza de Sant Pedro les preguntó: “¿Quién de ustedes recuerda fecha de su bautismo?”. El Papa hizo esta pregunta dentro de su catequesis sobre el Credo que realiza cada miércoles: Creo en un sólo bautismo para el perdón de los pecados.

El día de nuestro bautismo –dijo el Papa a los peregrinos – es nuestro segundo cumpleaños.Preguntémonos, recordemos, y averigüemos qué día fue. El Papa continuó: “El sacramento de la penitencia o confesión, de hecho, es como un segundo bautismo, que consolida y renueva el primero. El día de nuestro bautismo es el punto de partida de muestro camino hacia Dios, un camino de conversión que dura toda la vida y que está continuamente sostenido por el sacramento de la penitencia”.

Hijos amados de Dios

El Papa Francisco, añadió: “Al confesar nuestras debilidades pedimos el perdón de Jesúsytambién renovamos nuestro bautismo con ese perdón y esto es bello, hermoso, porque en cada confesión festejamos nuestro bautismo. Por eso la confesión noes una sala de tortura, sino una fiesta para tener limpia la vestidura blanca de nuestra dignidad cristiana”.

Festejemos nuestro día de bautismo como recuerdo gozoso del día que nacimos a la Vida de Dios y festejemos el sacramento del perdón sin miedo y llenos de esperanza, recordando que es el mismo Dios el que nos ha dado nueva vida en el bautismo, el que nos abraza en el confesionario y nos dice: “tu eres mi hijo amado”.

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