La fe, vivida públicamente en Corpus Christi

La Plaza de la Catedral, llena a rebosar, acogió la celebración de la eucaristía con motivo de la solemnidad del cuerpo y la sangre de Cristo

Cofradías, órdenes, congregaciones religiosas, autoridades políticas, niños que habían hecho la primera comunión a lo largo del año, sacerdotes y feligreses de toda la diócesis se citaron en la Plaza Nueva para celebrar, con el Cardenal Sistach, la solemnidad del Corpus Christi.

El Arzobispo de Barcelona presidió la eucaristía en la que destacó la importancia de la comunión para los cristianos: «La Eucaristía es el memorial de la pasión de Jesús. Por ello vincula el pasado con el presente y el futuro. El pasado de la muerte y la resurrección del Señor, con toda su fuerza salvadora única, es actualizado en la celebración de la Misa».

Procesión por las calles

Una vez finalizada la eucaristía, comenzó la procesión con la custodia por las calles del centro de Barcelona. Abría la procesión el bestiario y los gigantes, y la finalizaban todos los feligreses de la diócesis que seguían la custodia.

Al llegar al final del recorrido, y tal y como es habitual, los gigantes se acataron ante el Santísimo. De esta manera finaliza Corpus Christi, un año más, con la manifestación pública de la fe por las calles de la ciudad.

«Hemos paseado solo por las calles de alrededor de la Plaza Nueva pero Jesús vive en nuestra ciudad. Descubrimos, con una mirada de fe, que Jesús está presente en nuestra sociedad», concluyó el Cardenal Sistach.

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