La familia de Nazaret y la estrella que brilla en su seno

La comunión y el diálogo, la alegría y el perdón son los tres consejos que Mons. Omella regala a las familias en su día, coincidiendo con la primera misa que celebra en la Basílica de la Sagrada Familia

La familia de Nazaret, o Sagrada Familia, es idílica: María, la madre atenta; y José, el padre bondadoso. Pero se basa, sobre todo, en una fórmula infalible, que quiso recalcar el Arzobispo Omella durante su homilía: la comunión y el diálogo, la alegría y el perdón. En su primera misa oficiada en la Sagrada Familia, Mons. Omella se mostró sorprendido por la belleza del templo, por la gran afluencia de fieles -que llegaban a 4.000- y por el compromiso matrimonial de las parejas de la diócesis.

Partiendo como base del Sínodo de Obispos sobre la familia, la Delegación de Pastoral Familiar pretende que todos los hogares vivan y manifiesten el amor de Dios y, sobre todo en este Año Santo, sean verdaderos centros de misericordia y de amor. Con este propósito se celebró la eucaristía en el Día de la Familia, presidida por el Arzobispo de Barcelona y concelebrada por el Cardenal Sistach, Mons. Sebastià Taltavull y Mons. Redrado, quien fue durante 25 años Secretario para el Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud.

Tres estrellas a las que seguir

Tras las lecturas, Mons. Omella sorprendió a todos los asistentes ya que hizo su homilía desde el ambón: «Así estoy más cerca de todos vosotros», espetó. Saludó a concelebrantes y autoridades y felicitó al Cardenal M. Sistach, que justo ese día cumplía 28 años de ordenación episcopal. Excusándose por no hacer la homilía en catalán – «es la primera vez y uno está un poco nervioso»- confesó que era «un poco aragonés» y sacó una gran carcajada al público asistente: «Ya me iréis conociendo, soy un poco aragonés y los aragoneses son muy tozudos (…) Confieso ya mi pecado de terquedad y mi gesto de humildad de ayudarme a conocer bien Barcelona y dejarme guiar».

La homilía, sin embargo, estuvo dedicada a la diferencia entre las familias, que varía según el proyecto y cómo se realiza el mismo. Tres consejos son los que dio el Arzobispo de Barcelona a las familias mediante tres historias para niños: «Vivir en la comunión y el diálogo -«¡Eso sí que es importante en una familia!» teniendo en cuenta que «deben escuchar todo lo que dice la pareja y también lo que no dice». Un segundo consejo es vivir la alegría «que se fortalece en la acción de gracias», que es lo mismo que ocurre con Dios -«cuánto le exigimos y qué poco le agradecemos». Y, por último, la tercera recomendación es el perdón: «En este año de la Misericordia, tenemos que abrir el corazón y recibir el perdón de Dios». Estas son las tres estrellas que brillan en la familia de Nazaret. Como en la ceremonia de toma de posesión, los fieles aplaudieron al finalizar la homilía.

Renovación de promesas matrimoniales

La colecta de la celebración fue destinada al Organismo benéfico asistencial (OBA), una filial de Cáritas fundada por el beato Pere Tarrés que acoge a 90 personas de la 3ª edad sin recursos y a la Inmaculada, que acoge 40 niños que necesitan atención especial por problemas familiares.

Previamente, las parejas que celebraban el 25º, 50º y 60º aniversario de matrimonio pudieron renovar su compromiso de amor y de fidelidad matrimonial ante el Señor. «Déjense acompañar» dijo Mons. Omella a los matrimonios. Y finalizó diciendo: «Como todos los matrimonios tienen un período de luna de miel, yo también estoy en este periodo. Haced que me dure mucho y guardar los disgustos». Un aplauso puso punto y final a una celebración que terminó con el saludo del Arzobispo de Barcelona a todos los presentes.

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