La devoción más piadosa

El rector de la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús del Tibidabo explica la esencia de la festividad del Sagrado Corazón de Jesús

Como cada segundo viernes después de la fiesta de Corpus, la Iglesia celebra la festividad del Sagrado Corazón de Jesús. Este año, precisamente el 8 de diciembre de 2015 se ha instaurado por el Papa Francisco del Año de la Misericordia, una misericordia que habla de la devoción del Sagrado corazón de Jesús.

Orígenes

El rector de la parroquia del Tibidabo dedicada al Sagrado Corazón de Jesús, el P. Salesiano, Nicolás Echave, explica que se trata de una fiesta que encuentra su origen en el s. XVII. Fue en aquella época «que se le apareció a Santa Margarita María Alacoque de la Orden de la Visitación de Santa María. Pasó el tiempo y fue después de la canonización de Santa María, cuando los Papas lo comenzaron a promover desde su magisterio y la aceptaron haciendo que ésta se convirtiera en una solemnidad». Años más tarde, la congregación salesiana también se consagró en el Corazón de Jesús considerándolo así, «su protector y teniéndolo como su doctrina y su culto».

Misericordia

La importancia de esta devoción radica en que litúrgicamente es una solemnidad, ya que fue pedida por el mismo corazón de Jesús. «Es una fiesta para recordar el Corazón de Jesús, que es el amor y la misericordia de Dios. El Papa Francisco habla de esta misericordia y quiere recordar que Dios tiene corazón, que es el corazón de Jesús (Dios y Hombre), que quiere nuestra misericordia para redimir el corazón de la humanidad. Concretamente, explica el P. Echave, fue el Papa León XIII que «consagró el mundo entero en el Corazón de Jesús, incluso las naciones no cristianas, porque Jesucristo murió por todos».

Imagen

La imagen del Sagrado Corazón se representa con Jesús y un corazón sobre el pecho. Con todo, «el último elemento de difusión de la mención del Sagrado Corazón vino por Santa Faustina Cobalsca canonizada por Juan Pablo Segundo». La imagen de esta se representa con dos rayos «un rojo indica la sangre y la pasión y un blanco que indica el bautizo y la misericordia». El P. Nicolás añade que, con ello, «Dios llama a la conversión, no sólo por qué nos dejamos acoger por su misericordia, sino para que también la aplicamos a los hermanos».

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