La comunidad de Taizé, galardonada con el IV Memorial Cassià Just

Dos hermanos catalanes venidos del pueblo francés reciben el galardón de manos de la vicepresidenta del gobierno por su labor con los jóvenes a favor de la reconciliación y con perspectiva ecuménica

La comunidad de Taizé ha sido galardonada por la Generalitat de Cataluña con el IV Memorial Cassià Just por su labor con los jóvenes a favor de la reconciliación y con perspectiva ecumènica. La ceremonia de recogida del galardón, celebrada en el Auditorio del Palacio de la Generalitat, ha contado con la asistencia de unas 300 personas, entre las que figuraba el abad de Montserrat, Josep Maria Soler; el obispo de Girona, Francesc Pardo; el obispo auxiliar de Barcelona, Sebastià Taltavull; el director general de Asuntos Religiosos, Enric Vendrell, y los cuatro directores que lo han precedido en el cargo, además de representantes de las diversas confesiones religiosas presentes en Cataluña.

Elogios a la Comunidad de Taizé

El presidente de la Fundación Cassià Just, Joan Rigol, ha abierto el acto con la glosa de la figura del padre abad que da nombre al galardón concedido. Según Rigol, Cassià Just personalizaba el compromiso de Montserrat como refugio de dignidad nacional catalana y el recuerdo de la trayectoria y la obra del padre abad son una referencia «entre todos los que queremos hacer una Cataluña más humana, que se convierta en una verdadera comunidad con los valores que demostró a lo largo de su vida».

Enric Vendrell, por su parte, ha leído el acta del veredicto y ha señalado que esta comunidad reúne un centenar de hermanos, católicos y de diversos orígenes protestantes, procedentes de más de treinta naciones y que «por el solo hecho de existir, es un signo concreto de reconciliación entre cristianos divididos y pueblos separados».

El presidente del Consejo Asesor para la Diversidad Religiosa, Francesc Torralba, ha explicado que la Comunidad de Taizé «es también para muchas personas no creyentes un lugar de referencia para meditar, para explorar el sentido de la propia vida y discernir su futuro». Además, ha afirmado que «la potencia espiritual de esta comunidad se ha irradiado más allá de las fronteras de Francia y hay pequeñas fraternidades repartidas en los ámbitos más pobres del mundo, en África, América del Sur, Asia y en ámbitos muy vulnerables de América del Norte». Torralba ha añadido que «Taizé es una invitación a realizar la más difícil de las peregrinaciones: la peregrinación interior».

Depósito de esperanza

Por todo ello, ha cerrado Torralba, «lo mínimo que se puede decir de la Comunidad de Taizé es que ha encendido una luz que anima a otras personas y comunidades, que brilla sobre decenas de miles de jóvenes que van a confiar sus angustias a los hermanos y cada uno de estos jóvenes puede ser un signo de esperanza en Taizé». «Juntos, podemos reinventar el mundo», ha sostenido Torralba, y «Taizé es este depósito de esperanza en el seno de un continente envejecido y cansado».

Por su parte, la hermana Griselda Clos, monja del Monasterio de San Pedro de las Puelas, que es la comunidad que propuso que este año se reconociera a la Comunidad de Taizé, ha subrayado que «para nosotros, los monjes, el amor a Dios sabemos que hay que encarnarlo en el amor al prójimo», y que «nuestra regla monástica nos pide renunciar a todo aquello que no es necesario, pero aspiramos, con anhelo, al objetivo supremo y constitutivo de la vida humana». «No huimos de la tierra», remachó, «sino que nos enraizamos».

Uno de los dos monjes de Taizé, venidos expresamente para recoger el galardón, ha trasladado las palabras del prior de Taizé, hermano Alois, y ha aceptado el premio pensando en el fundador de la comunidad, el hermano Roger, porque «el año que viene hará cien años de su nacimiento, diez de su muerte y setenta y cinco de su llegada a Taizé, en plena Guerra Mundial, para acoger refugiados y crear una comunidad». «Para nosotros ha sido siempre una prioridad ayudar a los jóvenes a descubrir una relación personal con Dios», ha dicho. Además, ha indicado que «en nuestro camino ecuménico, si los cristianos logramos vivir juntos en una verdadera unidad, aceptando el pluralismo, convertiremos un signo en medio de una humanidad que busca en ella misma su unidad», y «los jóvenes, en particular, tienen sed de un sentido y de unas orientaciones claras. No podemos continuar ofreciendo la confusión de nuestras divisiones».

Iglesia de la reconciliación

Finalmente, el prior de Taizé ha señalado que la historia de esta comunidad se puede leer como un intento de compartir el mismo techo, subrayando que aunque los hermanos provienen de una treintena de países, con lengua, cultura y orígenes eclesiales varios, viven bajo el tejado de una misma casa, el techo de la Iglesia de la reconciliación.

El galardón Memorial Cassià Just fue creado en 2010 por el Gobierno de la Generalidad, mediante la Dirección General de Asuntos Religiosos. Tiene el objetivo de rendir homenaje público a personas, entidades o instituciones que hayan destacado por hacer posible un espacio común de respeto a la libertad religiosa y de convivencia entre las diferentes confesiones religiosas presentes en nuestro país.

Este año, el galardón del Memorial Cassià Just ha consistido en una acuarela, obra del dibujante, e ilustrador y pintor Perico Pastor (la Seu de Urgel, 1953), de 62 cm x 78, que el autor ha nombrado Abrazo. El artista se ha inspirado en la personalidad y la intencionalidad del Memorial Cassià Just para reproducir tres figuras humanas intencionadamente indefinidas y genéricas, una composición figurativa y de contenido neutro que bien puede representar los valores del ecumenismo propios de la Comunidad de Taizé.

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