La comunidad cristiana llena la iglesia de Santa María de Castelldefels para rezar por las víctimas del accidente

[MCS del Obispado de Sant Feliu de Llobregat] El último miércoles de junio, cientos de personas se reunieron en el templo y la plaza en la misa funeral presidida por el obispo de Sant Feliu de Llobregat, Mons. Agustí Cortés Soriano, y concelebrada por el de Terrassa, Mons. Josep Àngel Saiz Meneses, y otros sacerdotes. [...]

[MCS del Obispado de Sant Feliu de Llobregat]

El último miércoles de junio, cientos de personas se reunieron en el templo y la plaza en la misa funeral presidida por el obispo de Sant Feliu de Llobregat, Mons. Agustí Cortés Soriano, y concelebrada por el de Terrassa, Mons. Josep Àngel Saiz Meneses, y otros sacerdotes. También estuvieron presentes pastores de la comunidad evangélica y numerosas autoridades, de la Generalitat, el Parlamento, la Delegación del Gobierno, partidos políticos, ayuntamientos y consulados. Familiares de alguna de las víctimas asistieron.

El obispo Agustín, durante la homilía, comenzó hablando de los sentimientos de impotencia y de frustración compartidos por todos en estos momentos y continuó transmitiendo, desde la perspectiva de los creyentes, la convicción de que en los sufrimientos y dificultades de la vida es el mismo Jesús quien nos acompaña y quien nos prepara un lugar en la Casa del Padre.

La comunidad cristiana de Castelldefels ha deseado celebrar un funeral por las víctimas del grave accidente ferroviario ocurrido la noche de San Juan en la estación de Castelldefels-Playa, aunque ninguna de ellas residía en esta localidad. Dada la entidad de la tragedia, el obispo de Sant Feliu de Llobregat -diócesis de la que forma parte la población-, ha presidido esta celebración. Así ha surgido la iniciativa de hacer una celebración religiosa, que ha contado con una respuesta muy amplia por parte de los ciudadanos, de asociaciones latinoamericanas, de autoridades y representantes institucionales y con la presencia también del obispo de Terrassa, dado que alguna de las víctimas residía en esta diócesis.

En las palabras de la homilía, el obispo Agustín subrayó que «cada segundo, cada instante vivido amando, creyendo …, vale la eternidad». Esta es la convicción de la fe cristiana que compartían muchas de las personas y autoridades que quisieron estar presentes.

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