La ceniza de la fragilidad
Mons. Sebastià Taltavull presidió una eucaristía con jóvenes donde los llamó a la oración, a la austeridad y a la solidaridad durante la Cuaresma

Que fuera de noche, a las 21 h, no fue una excusa por los numerosos jóvenes que participaron en la eucaristía de Miércoles de Ceniza en la parroquia de Santa Ana. Presidida por el obispo auxiliar de Barcelona y concelebrada por Mn. Bruno Bérchez, la misa comenzó con la lectura de un pequeño fragmento del mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma. En éste se propone que los próximos 40 días sean vividos con más intensidad a fin de experimentar y celebrar la misericordia de Dios.
Nuestra fragilidad, cargada por Jesús
Mons. Taltavull dedicó su homilía al significado de la Cuaresma, que culmina con la máxima expresión del amor: Jesús en la Cruz. Porque no hay amor más grande que dar la vida por quien amas. Sólo así se puede comprender el misterio de Cristo y vivirlo plenamente. «Como la primera comunidad cristiana, nosotros, los cristianos de hoy, también somos conscientes de las tentaciones que acechan nuestra vida», explicó el obispo auxiliar. Entre estas tentaciones se encuentran la de excluir a Dios o la de dar prioridad a toda pretensión egoísta. Pero, sobre todo, Mons. Taltavull recordó que todos somos frágiles aunque Dios interviene en esta fragilidad y comunica vida. El obispo hizo un llamamiento a la oración, a la austeridad y la solidaridad: tres puntos claves en estos 40 días de Cuaresma.
Ceniza para los jóvenes
Posteriormente fue el momento de recibir la ceniza, un instante para reconocer nuestra fragilidad y para pensar en la conversión y en el Evangelio tal y como explicó previamente Monseñor Taltavull. El momento de imposición de la ceniza sirvió para que los jóvenes pensaran cómo expresar su fe y cómo creer más en la Palabra. En definitiva, el ‘Conviértete y cree en el Evangelio’ ha de pasar a la acción.