¿Jóvenes, solos o acompañados?

El problema es el individualismo. Es el cierre. Es no aceptar al que piensa diferente. Cerrados dentro de las ideologías, en las maneras egoístas de decir y de hacer

Una cuestión vital que el papa Francisco ha relacionado con la esperanza. Un entrañable diálogo, denso, alegre y fecundo, el que ha mantenido con los jóvenes. Francisco empieza hablando de sueños y de la necesidad de soñar. Les dice que un joven que no es capaz de soñar está encerrado en sí mismo. En cambio, les pide abrirse, desear grandes cosas, hablar mucho, soñar. La propia vida enseña mucho si se está atento a lo que pasa para abrirse, para ganar una relación humana que ensancha el corazón a las dimensiones del mundo. Sin embargo, ¡jamás solos!

El problema es el individualismo. Es el cierre. Es no aceptar al que piensa diferente. Encerrados en las ideologías, en las maneras egoístas de decir y de hacer. El papa Francisco ha pedido a los jóvenes «corazones abiertos y mentes abiertas» y les dice «si tú piensas distinto que yo, ¿por qué no vamos a hablar? ¿Por qué siempre nos tiramos la piedra sobre aquello que nos separa, sobre aquello en lo que somos distintos? ¿Por qué no nos damos la mano en lo que tenemos en común? Animarnos a hablar de lo que tenemos en común y después podemos hablar de lo que tenemos distinto o que pensamos, pero digo hablar, no digo pelearnos». Podemos vencer la tristeza, el aislamiento, y vivir el riesgo de algo grande.

El camino es crear amistad social porque construye. En cambio, «la enemistad social destruye, y una familia se destruye por la enemistad. El mundo se está destruyendo por la guerra porque son  incapaces de sentarse y hablar… ¡Sean capaces de crear amistad social!», dice a los jóvenes que son la esperanza del pueblo. Una esperanza que es más que optimismo, porque este es solo un estado de ánimo, mientras que la esperanza es sufrida, es fecunda, es sacrificarse, y proviene del trabajo. Un pueblo que no se preocupa por los jóvenes no tiene futuro. Y se pregunta: «¿Qué le queda a un joven sin trabajo?» Uno piensa: ¡muchos problemas!

Es necesario apostar por la cultura del encuentro y querer ir acompañados, jamás solos, aunque seamos y sintamos distinto. «Si quieres ir de prisa, anda solo, pero si quieres llegar lejos, anda acompañado.» Tenemos el ejemplo: ¡un Papa que nos acompaña!

 

Sebastià Taltavull Anglada

Obispo auxiliar de Barcelona

 

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