Joan Botam: «Iglesias libres, semilla de transformación»

Entrevista al capuchino Joan Botam, fundador del Centro Ecuménico de Cataluña para promover el diálogo entre cristianos ortodoxos, anglicanos, católicos y evangélicos

El capuchino Joan Botam (Les Borges Blanques, 1926), doctor en teología, fundó en 1984 el Centro Ecuménico de Cataluña para promover el diálogo entre cristianos ortodoxos, anglicanos, católicos y evangélicos. Ha sido presidente de la Unión de Religiosos de Cataluña (URC) y uno de los promotores del Primer Congreso de Vida Religiosa en Cataluña. En 2010 recibió la Cruz de Sant Jordi por su contribución al diálogo entre religiones y para promover la paz y la convivencia entre culturas.

Este año, la celebración de la Semana Santa cristiana ha coincidido en el tiempo para ortodoxos, evangélicos, católicos y anglicanos. Además, ha coincidido prácticamente con la Pascua judía, que se ha celebrado del 15 al 22 de abril. ¿Qué significa la Pascua para los cristianos del siglo XXI?

En coincidencia con el equinoccio de primavera, algunas tradiciones religiosas y espirituales celebran fin de año. Además, este año, por estos mismos días, con los judíos, los cristianos anglicanos, católicos, ortodoxos y protestantes, hemos tenido la fiesta de Pascua. Para los cristianos del siglo XXI, la Pascua es el máximo acontecimiento salvífico, cada día con más perspectivas universales. La cena del Señor con sus discípulos antes de su pasión, muerte en cruz y resurrección, suele tener ahora para los cristianos militantes, de fe vivida y coherente, abiertos a los retos personales y sociales, connotaciones cósmicas, de liberación y de vida plena. Otra cosa debe ser la significación para los cristianos de perfil cultural, sin embargo nada despreciable, porque, religiosamente, no podemos calificar a nadie.

¿Cómo valora la labor del Centre Ecumènic de Catalunya desde su creación?

El Centre Ecumènic de Catalunya tiene 60 años de historia. En 1954 católicos y protestantes hicieron en Barcelona unos primeros pasos de diálogo interconfesional que ganaron en sentido a raíz del Concilio Vaticano II y se consolidaron, en 1984, con los estatutos aprobados por la Generalitat de Catalunya. El Centro siempre ha sido interconfesional, tanto por razón de los destinatarios como de sus orientaciones y propuestas, como, sobre todo, por su sujeto orante y pensando, la junta directiva. Esta es la característica que lo define, más allá incluso de sus actividades: el mantenimiento de un diálogo al día por igual entre anglicanos, católicos, ortodoxos y protestantes.

¿Hay entidades similares en el ámbito internacional?

En el ámbito estatal mantenemos relaciones con otras asociaciones de perfil similar de Valencia, Madrid, Málaga, Sevilla y Salamanca. También en el ámbito internacional, de Lyon, Ginebra, Chevetogne y París. De Lyon hemos recibido el espíritu ecuménico de grandes profetas del ecumenismo como Paul Couturier, Pierre Michalon y Maurice Villain.

Hay quien afirma que el movimiento ecuménico vive un cierto estancamiento. ¿Qué opinas?

El movimiento ecuménico se identifica cada día más con la vida de las iglesias. Es la experiencia de muchos y, en todo caso, lo ideal específico de pocos. Como movimiento, cuando las iglesias, fieles al deseo del Señor, logren reconciliarse, debe desaparecer, ha terminado su misión. Es como el andamio que sirve para construir el edificio, una vez se ha izado bandera, la retiran. Actualmente, este momento todavía no se ha producido. Hay miedo a las altas esferas, jerárquicas y teológicas. Las bases, pero, en compensación, siguen muy activas. Por ejemplo, entre nosotros hay buena relación entre las confesiones, dialogamos, rogamos juntos e incluso animamos experiencias de cooperación social y benéfica.

¿Qué o quién impide lograr un mejor entendimiento entre confesiones cristianas?

A medida que aumenta la participación y, por tanto, el conocimiento y la estimación mutuas, las barreras que habíamos construido caen. Unos y otros nos vemos más como cristianos sin adjetivos. Este es el gran fruto del movimiento ecuménico: nos sitúa a mucha distancia de los tiempos del nacional. Ahora somos más fieles a la palabra de Dios, que tenemos en versiones interconfesionales, rogamos juntos y incidimos socialmente a través de orientaciones de carácter ético, de gran peso en aquellos países que, como recomienda el Directorio Ecuménico Católico, cuentan con el Consejo de las Iglesias Cristianas; una instancia aún para conseguir entre nosotros.

¿Cuáles son hoy los principales protagonistas del ecumenismo?

Hoy hay que tener en cuenta, con las bases eclesiales más sensibles y activas, 1) el Consejo Mundial de las Iglesias, creado en 1948, con sede en Ginebra, una larga y fecunda trayectoria de asambleas generales que han puesto los hitos del reencuentro entre cristianos, incluidos últimamente los católicos. 2)El Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, del Vaticano. 3) El testimonio y maestría del papa Francisco y, asimismo, del patriarca Bartolomé I, de Constantinopla. Como revulsivo,4) los ensayos de diálogo interreligioso en particular en aquellos países que viven situaciones conflictivas, a propósito de los cuales los cristianos somos o nos sentimos simplemente Cristianos.

¿Qué opinión o qué interés hay en el Vaticano al respecto?

Desde el Concilio Vaticano II, primeramente, como Secretariado, y, más adelante, como Pontificio Consejo, hay con incidencia transversal el Pontificio Consejo para la Unidad Cristiana. Como jefes responsables hemos visto figuras relevantes como el cardenal Augustin Bea, el cardenal Johannes Willebrands y el cardenal Walter Kasper. Se mueve, además, con otras comisiones interconfesionales, la comisión mixta, que conecta la Iglesia católica y el Consejo Mundial de las Iglesias. Lo comprobamos a través de Information Office, no hay actualmente en el Vaticano, nada que de una u otra manera no lleve el sello del ecumenismo.

¿Qué factores condicionan o pueden favorecer el diálogo, la cooperación y finalmente un entendimiento?

Cuando las iglesias son libres y, por tanto, menos comprometidas con el poder y, en definitiva, más fieles conjuntamente al Evangelio, su credibilidad crece delante de todo el mundo. Escuchan, dialogan y progresivamente son levadura de transformación. En última instancia: expresiones de servicio humilde por amor a cambio de nada, amable y profundo, como Jesús pidió al Padre en su discurso de despedida: que sus seamos uno, como Él y el Padre son uno (unidad y diversidad) para que el mundo crea (Jn 17,21).

Entrevista publicada por la dirección general de Afers Religiosos de la Generalitat.

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